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Limber Vilorio: sumergido en el arte

En sus obras recurre a teorías filosóficas que intentan explicar los procesos complejos de la vida contemporánea

Limber Vilorio es un apasionado de las artes visuales que no le teme a las adversidades de la vida para hacer de este oficio un mundo mágico. Cada una de sus obras es un reflejo de que cuando se inspira a crear siente una libertad como si fuera un niño con un juguete nuevo, que no para hasta descubrir cada una de sus funcionalidades.

“Entré a este mundo a través del dibujo, lo cual me conectó con la arquitectura y casi de forma paralela me llevó a inclinarme por la tecnología y el videoarte, porque desde mis inicios vi al arte visual como una idea que puede ser expresada en distintos medios y quise abordar tantos como me fuera posible”, explica.

Comenzó dibujando desde muy pequeño, pero su trabajo salió a la luz a los 14 años cuando ganó un concurso internacional en el que compitió con unos 30,000 participantes de 47 países. Fue a partir de ese momento que se inició la verdadera aventura artística.

Según sus palabras, al principio de la carrera no estaba de acuerdo con comercializar sus obras, pues sentía una gran necesidad de ver su trabajo cerca de él y mientras luchaba con ese sentimiento de apego, se fue inclinando por el arte social, por el video y el performance, que en aquel tiempo no eran nada comercial.

Luego le hicieron un encargo de un retrato de Máximo Gómez y aceptó. Ya terminada la obra la vendió por 4,000 pesos. “Desde entonces pensé que era mejor que mi trabajo saliera del estudio y encontrara su propio destino en otros lugares”, afirma el artista.

Hoy, dos décadas después de plasmar sus primeros trazos, Limber Vilorio posee un sello con una proyección nacional e internacional que va desde aplicación del arte para entes arquitectónicos, pintura de mural y escultura monumental, utilizando técnicas mixtas, además de planificación de proyectos y elaboración de presupuestos.

“Del arte en general me encanta sentir el espíritu humano. De las artes visuales, a diferencia de la música o la danza, siempre me gustó el mundo de las imágenes, de su permanencia grabada en un material. En mis inicios estuve aprendiendo a tocar piano, algo que me encantaba, pero sentía que la música se iba una vez uno dejaba de tocar el instrumento. Eso me mortificaba y tocaba la misma pieza una y otra vez obsesivamente. Prefería observar las partituras, me encantaba ese lenguaje, saber que en esa escritura había sonidos. Definitivamente me di cuenta que mi pasión era más por lo visual”, dice Vilorio.

Una de sus mayores satisfacciones es cuando a través del arte logra generar un cambio social en el entorno donde trabaja. “Cuando, por ejemplo, abordé el tema de la carencia de espacio público digno para el peatón en la ciudad de Santo Domingo, generó una serie de opiniones públicas en los medios de comunicación y mi obra se utilizó en paneles, conferencias y tesis universitarias como denuncia de este problema hacia la búsqueda de soluciones urbanas”, concluyó Vilorio, quie describe el arte como una necesidad vital.

Esta actitud fue aplaudida por la curadora Marianne de Tolentino, quien dice que Vilorio decidió cambiar su estilo y pasó a un repertorio de avanzada, audaz y hasta radical, sin temor a la provocación; y asimismo encontró su vía definitiva.

SENTIR DEL ARTISTA EN RD Limber Vilorio considera que República Dominicana es un país donde la gente valora y colecciona obras de arte tanto tradicionales como contemporáneas. Aquí existen personas que prefieren tener en sus casas pinturas y dibujos aunque sean artesanales en vez de posters. Se siente orgulloso de exhibir obras de arte originales, el coleccionismo de arte contemporáneo que, antes era mínimo, ahora está en aumento constante.

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