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Dos mujeres con un mismo propósito

En principio ninguna tenía en sus planes estudiar Educación, pero en distintas circunstancias conocieron esta carrera y se enamoraron de la labor de enseñar.

María Esperanza Haché y Marcelle Berrido se graduaron en Unibe con el mérito estudiantil Magna Cum Laude y tienen una maestría en Gerencia Educativa. Su trabajo de éxito es de mucho orgullo para las autoridades de esa universidad.

María Esperanza Haché y Marcelle Berrido se graduaron en Unibe con el mérito estudiantil Magna Cum Laude y tienen una maestría en Gerencia Educativa. Su trabajo de éxito es de mucho orgullo para las autoridades de esa universidad.

Todo inició como un proyecto de tesis en el que dos compañeras, Marcelle Berrido y María Esperanza Haché, quienes compartían la misma pasión de crear una fundación para niños con discapacidad, decidieron plasmar sus ideas y presentarla como proyecto final de la carrera de Educación Temprana en la Universidad Iberoamericana (Unibe), y aunque no pretendían dejarlo hasta ahí, nunca pensaron que sus sueños se convertirían en realidad tan rápido.

Apenas un año después de salir de la universidad, empezaron este viaje. En principio se les cerraron muchas puertas por ser mujeres y jóvenes, pero esto no fue motivo para desistir, por el contrario, les ayudó a hacerse más fuertes en el proceso y tener lo que es hoy “Yo También Puedo”.

Con una sonrisa, María Esperanza Haché no puede ocultar la satisfacción que siente al hablar del proyecto. “La idea era crear un programa educativo artístico para personas con capacidades diferentes, no quisimos enfocarnos en una sola condición, por eso iniciamos con niños, jóvenes y adultos con síndrome de Down, parálisis cerebral y autismo”.

“Pensábamos que para crear una fundación se necesitaba mucho dinero, pero Dios nos demostró que sus planes son perfectos. Sin siquiera tener un local propio, hemos desarrollado muchos proyectos tanto educativos como sociales”, continúa María.

Cuando las damas decidieron crear la fundación tenían entre 20 y 21 años, situación que según ellas, les cerró muchas puertas. “Cuando íbamos a buscar patrocinio para un musical, la gente se quedaba sorprendida. Cuando les decíamos que éramos las presidentas, nos respondian que cómo iban a poner su dinero en las manos de nosotras; en ese momento fue muy difícil”, comenta.

A pesar de esta experiencia hubo personas que sí creyeron en ellas, lo que las ayudó a confiar en que podían lograrlo, asegura Marcelle: “Gracias a personas de la universidad que dijeron sí al proyecto y nos apoyaron, se nos abrieron las puertas. Como era algo que no se había hecho en el país, los padres de los niños nos ayudaron mucho, por esto la fundación creció muy rápido, y cuando terminamos la tesis en Unibe formalizamos todo”, asegura.

Para estas dos jóvenes lo más importante es que los beneficiados aprendan aptitudes que les permitan desarrollarse mejor para que así puedan insertase a una vida laboral o estudiantil productiva.

“Con este proyecto queremos cambiar la perspectiva que se tiene sobre las personas con discapacidad. Hemos realizado proyectos muy ambiciosos y no nos han faltado recursos, por el contrario, la ayuda que tenemos es bastante”, dicen las educadoras.

Yo Tambien Puedo este año cumple sus siete años y tanto María Esperanza como Marcelle se sienten felices con lo que han logrado con los 60 infantes con los que cuenta actualmente la fundación, y cuando una madre le cuenta el avance que ha tenido su niño sienten que van por el camino correcto.

Entusiasmada Marcelle cuenta la historia de uno de sus alumnos. “Tenemos una niña con parálisis cerebral, a quien los médicos le dijeron que no iba a caminar nunca, y con cuatro meses de estimulación musical, caminó, y cuando subía a escena era la primera en salir corriendo, y eso no tiene precio”, dice.

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