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Católicos en Francia exigen que se permitan misas

En la ciudad occidental de Nantes, cientos de personas se reunieron frente a una estatua de la Virgen María.

Un clérigo se aleja de un grupo de feligreses franceses el viernes 13 de noviembre de 2020 frente a la iglesia de San Sulpicio, en París. (AP Foto/Francois Mori)

Un clérigo se aleja de un grupo de feligreses franceses el viernes 13 de noviembre de 2020 frente a la iglesia de San Sulpicio, en París. (AP Foto/Francois Mori)

Con pancartas que decían “Déjenos rezar” y “Queremos misa”, manifestantes católicos realizaron protestas aisladas el domingo en distintas partes de Francia para exigir a las autoridades que relajen las restricciones de confinamiento y permitan las ceremonias religiosas.

En la ciudad occidental de Nantes, cientos de personas se reunieron frente a una estatua de la Virgen María, algunas de ellas arrodilladas sobre el pavimento mojado, indicó la televisora local France Bleu. Se reportaron o se planeaban manifestaciones similares en la ciudad oriental de Estrasburgo, en la localidad suroccidental de Burdeos y frente a la catedral de San Luis, en Versalles.

Católicos devotos entonaron himnos y se manifestaron durante horas el viernes en la icónica iglesia de San Sulpicio en la margen izquierda del Sena durante una manifestación similar en París, pero la policía señaló que los participantes no mantuvieron el distanciamiento social e infringieron una orden que prohíbe rezar en la vía pública, por lo que no se autorizó un evento similar planeado para el domingo.

Con más casos confirmados de coronavirus que cualquier otra nación europea, Francia — de mayoría católica— prohibió las misas y demás servicios religiosos durante todo noviembre como parte de las medidas de confinamiento parcial a nivel nacional implementadas para contener la propagación del virus y atenuar la presión sobre el sistema de salud. Las iglesias y demás sitios religiosos permanecen abiertos para que los visitantes acudan a rezar.

El vicario general de la arquidiócesis de París, Benoist de Sinety, instó a los feligreses a respetar las reglas, diciéndole el domingo a la televisora BFM que dichas protestas “no son útiles”. Sin embargo, dijo que la misa es “una necesidad vital”, y señaló que es una especie de “sufrimiento no poder asistir”.

Mientras Francia comienza a dar indicios de que la oleada actual podría estar alcanzando su pico, el ministro del Interior Gerald Darmanin apeló a los feligreses a participar en la misa a través de internet y evitar las concentraciones públicas en lo que continúa el confinamiento. En un comunicado publicado en Twitter, dijo que el lunes se reunirá con líderes religiosos para analizar cómo podría el gobierno autorizar que los servicios se reanuden a la larga, en especial ante la presión de permitir las celebraciones presenciales con motivo de la Navidad.

Uno de los primeros focos de infección en Francia fue rastreado a una concentración religiosa evangélica cerca de Estrasburgo en febrero. A fin de cuentas, el brote posterior en la región rebasó la capacidad de los hospitales y obligó al país a enviar pacientes a las vecinas Alemania y Suiza. Ante ello, el ejército francés se vio obligado a construir su primer hospital de campo en tiempos de paz para reducir la presión sobre las instalaciones saturadas.