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MARCHA

Madres con peluches exigen en Rusia libertad para dos chicas de 18 y 19 años

Cientos de personas, sobre todo mujeres, recorrieron hoy el centro de Moscú armados con juguetes de peluche en la llamada "Marcha de las madres", que exige la liberación de dos chicas, de 18 y 19 años, acusadas de formar parte de un grupo extremista que, al parecer, fue creado por policías de incógnito.

La lluvia torrencial que cayó sobre la capital rusa justo a la hora en la que empezó la marcha no amedrentó a los manifestantes, que respondieron a una convocatoria en Facebook firmada por un grupo de destacadas periodistas opositoras, entre ellas Tatiana Málkina, y la conocida actriz Yana Troyánova.

Sin carteles ni proclamas, sin gritos ni mensajes políticos: solo juguetes de peluche en las manos de madres y padres que se empaparon bajo la lluvia para exigir la inmediata puesta en libertad de Anna Pávlikova y María Dubovik.

Las dos moscovitas, que sufren graves problemas de salud, llevan cinco meses en prisión por integrarse en un grupo que nunca hizo nada más allá de imprimir y repartir octavillas.

Fueron detenidas en marzo pasado junto a otras siete personas, la mayoría veinteañeros, por crear en noviembre de 2017 una organización supuestamente extremista con el nombre de "Nueva grandeza" que, según la fiscalía, se había propuesto "derrocar el orden constitucional" en Rusia.

La autoridad judicial que investiga el caso intentó hoy provocar la desconvocatoria de la protesta, al anunciar que solicitará mañana mismo el cambio de medida cautelar para Pávlikova y Dubovik, pero ni eso ni la lluvia impidieron la marcha.

Los manifestantes y las convocantes no quisieron entrar en política ni lanzar acusaciones contra el Kremlin, porque su único objetivo es que al menos Dubovik y Pávlikova, detenida y encarcelada cuando era aún menor de edad, salgan inmediatamente de la cárcel y esperen el juicio en régimen de arresto domiciliario.

Pávlikova sufre de insuficiencia cardíaca congénita, además de otros problemas de salud, y a Dubovik le han encontrado un tumor.

Las autoridades policiales y municipales advirtieron contra la marcha, hasta el extremo de plantarse esta mañana en el domicilio de Troyánova con una advertencia por escrito, pero finalmente optaron por no intervenir y permitieron que los manifestantes concluyeran su protesta frente a la sede del Tribunal Supremo de Rusia.

En el transcurso de la investigación se supo que, al menos dos agentes de los servicios de seguridad rusos se infiltraron en lo que al principio no era más que un grupo de amigos que se habían conocido en internet y que se reunían para hablar de política en restaurantes McDonald's de la capital.

El caso pasó desapercibido para la opinión pública hasta que los abogados de Pávlikova y Dubovik denunciaron en medios opositores que el agente de incógnito Ruslán D. fue quién propuso a los jóvenes crear "Nueva Grandeza", impulsar acciones como la impresión y reparto de octavillas, e incluso dotarse de un programa político.

Al parecer, alquiló un local en la capital rusa y se ofreció para redactar los estatutos de la organización, documento que tras caer en las manos de la investigación fue declarado como prueba de que el movimiento hacía "propaganda de la ideología de la violencia".

Con sus acciones, Ruslan D. convirtió un grupo de amigos en una organización extremista en toda regla a ojos de la ley rusa.

Según la investigación, los miembros del grupo crearon varios canales en redes sociales y servicios de mensajería, imprimieron y repartieron octavillas y algunos, incluso, llegaron a entrenarse en disparar una carabina y preparar cócteles Molotov.

"Primero provocaron a los jóvenes a hacer declaraciones políticas agudas, redactaron por ellos los estatutos de la organización, y luego montaron el proceso acusatorio sobre la base de esas declaraciones", señala un escrito firmado por las convocantes de la marcha.

Mientras, la legislación de este país prohíbe expresamente a los agentes de incógnito que provoquen que las personas a las que investigan cometan acciones ilegales.

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