El desgaste de Daniel Ortega

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha estado en el poder desde el año 1984 hasta el 1990, con un lapso de 16 años como opositor, tras perder de la presidenta Violeta Chamorro, regresando al poder por 17 años más, luego de ganar en el año 2007. Si termina el actual período electoral, habrá pasado alrededor de 21 años dirigiendo los destinos nicaragüenses.

Lo que en principio fue una revolución que logró derrocar al dictador Anastacio Somoza Debayle, con el amplio apoyo de la Cuba de Fidel Castro, durante los primeros años el sandinismo recibió amplio apoyo, pero, como siempre sucede, la presión externa y los errores internos, dieron paso a la viuda Chamorro, en unos comicios que, en la realidad, lucía que el gobierno se reelegiría.

El pueblo que antes lo apoyaba lo derrotó en las urnas y en su momento el sandinismo logró superarse y regresar al poder, ya en el año 2017.

Entendieron que utilizar un modelo en el que se unieran al diálogo con la Iglesia católica y los empresarios, daría mejores resultados futuros, y así fue.

Ahora, los jóvenes han decidido rebelarse, luego de que los últimos comicios ganados fueran muy criticados por las denuncias de fraude y farsa.

Se puede agregar los efectos de la corrupción, las alzas en los combustibles, la impunidad de las fuerzas policiales, las muertes sin implicaciones de campesinos opositores, el nepotismo... de acuerdo con informaciones de la agencia española EFE.

El hastío lo puso la reforma del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, en la que se aumentaban las contribuciones que debían pagar los empresarios y los trabajadores, además de que les imponía una retención de un 5 por ciento a los jubilados, de acuerdo con informes de prensa.

La represión policial mató a 34 personas y el gobierno censuró la libertad de expresión. Ya los jóvenes no quieren dialogar y quieren que se vaya... pero para no volver.