De nuevo, la Segunda Enmienda

Es penoso que cada vez que ocurre una matanza en una escuela, todo el mundo empieza a hablar sobre un control más estricto para la venta de armas a la gente, amparada en la Segunda Enmienda en la Constitución estadounidense.

Según la norma esta “protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas”. Convirtiendo así a Estados Unidos en “uno de los países con menores limitaciones para adquirir y portar armas de fuego”.

Cabe preguntarse, ¿para defenderse los portadores o para atacar a los indefensos?

Durante el gobierno demócrata de Barack Obama, el entonces mandatario, luego de la matanza en la Escuela Primaria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, donde 28 personas murieron en manos de Adam Lanza, un joven de 20 años que luego se suicidó, lanzó una iniciativa para frenar la venta de armas a personas con antecedentes penales y enfermedades mentales.

Sin embargo, una de las primera medidas que tomó en consideración el actual presidente republicano, Donald Trump, fue firmar, hace un año “una ley que suspendía una regulación (del expresidente Barack Obama) para impedir que las personas con problemas mentales puedan acceder a la compra de armamento”.

La NRA o Asociación Nacional del Rifle, es uno de los grupos de presión más poderosos en Estados Unidos “que se opone a cualquier límite a la posesión de armas en EE.UU., y el año pasado (Trump) prometió a esa organización que tendrían “un amigo en la Casa Blanca”.

Ayer, luego del las protestas de jóvenes afectados por la muerte de 17 estudiantes y 3 profesores, Trump decidió respaldar un proyecto de dos legisladores, John Cornyn (R) y Chris Murphy (D), que ayudaría a limitar, no evitar las masacres, aumentando la información en la base de datos nacional sobre antecedentes criminales.

Los 56 de Virginia Tech en 2007, los 52 de Las Vegas en 2017, los 50 en Pulse, Orlando, 2016, ya cayeron. Y las armas se siguen vendiendo.