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COLOMBIA PAZ

Víctimas del conflicto colombiano buscan resurgir al fabricar zapatos

La colombiana Oneida Samboní expone sus artículos gracias al proyecto del Ministerio de Trabajo de Colombia 'Educándonos para la paz', sábado 23 de septiembre de 2017, en Cali (Colombia).

La colombiana Oneida Samboní expone sus artículos gracias al proyecto del Ministerio de Trabajo de Colombia 'Educándonos para la paz', sábado 23 de septiembre de 2017, en Cali (Colombia).

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Claudia Polanco YermanosCali (Colombia)

Paso a paso la vida de 3.165 colombianos víctimas del conflicto armado empezó a cambiar este año gracias a un programa gubernamental que busca enseñarles a fabricar zapatos y les ofrece la oportunidad de empezar a andar por un nuevo camino.

"Educándonos para la paz" es un proyecto del Ministerio del Trabajo de Colombia que pretende que los afectados por la violencia aprendan, practiquen y produzcan en áreas como computación o calzado y marroquinería. La iniciativa, respaldada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), beneficia ya a 3.165 personas en 16 ciudades del país, de las cuales 620 están en Cali, en el suroeste del país. Una de ellas es Oneida Samboní, oriunda de El Queremal, un caserío del municipio de Dagua, en el departamento del Valle del Cauca, a quien en 2008 la desgracia la sacudió. "Hace nueve años la guerrilla secuestró a mi esposo, que era dueño de una finca grande en la que criábamos pollos y de una comercializadora de zapatos importados. Ahí empezó mi calvario", relató a Efe. Durante ocho meses las presiones del grupo armado ilegal para que Oneida entregara una elevada suma de dinero a cambio de liberar a su esposo fueron una constante, así como las amenazas de que le iban a cortar los dedos de las manos para enviárselo "por partes". "Fue una tortura", relató la mujer, a quien la guerrilla jamás le hizo llegar una prueba de supervivencia de su cónyuge. Al cabo de esos ocho meses la desgracia empeoró porque las autoridades encontraron el cuerpo del esposo de Samboní enterrado en una fosa en donde al parecer había sido dejado el mismo día del secuestro. "La vida se me vino encima. Yo no sabía qué hacer. Debí salir de la zona para que ni a mis hijos ni a mí nos mataran. Llegamos a Cali a empezar de cero", comentó. Por un tiempo, Oneida Samboní y su familia vivieron gracias al apoyo de sus familiares y amigos hasta que conoció "Educándonos para la paz", que durante esta semana presentó los productos hechos por las víctimas en Pacific Leather, evento que se realizó como parte de la feria de moda CaliExposhow, que terminó hoy. "Por primera vez en mucho tiempo pensé que sí es posible volver a vivir bien, tener la ilusión de un cambio y de un futuro próspero, por lo que estoy estudiando y aprendí a hacer zapatos para venderlos en la empresa que cree y que se llama Calzado Real", aseguró esta mujer. Una historia similar es la de Lenny Urrea Gómez, quien a sus 27 años ya vio los horrores de la guerra. En Granada, un municipio del departamento de Antioquia, en el noroeste de Colombia, se desató una ola de violencia en el año 2000 entre paramilitares, guerrilleros y el Ejército Nacional. "Hubo enfrentamientos y masacres hasta que prácticamente acabaron con el pueblo. Volaban las casas con bombas y las imágenes eran dolorosas, porque fueron muchos los que murieron y otros más los que se quedaron sin nada", aseguró Urrea. Con sus padres y 14 hermanos Lenny debió desplazarse hasta Cali, en donde, para su sorpresa, la esperaban mejores días. "Estudié diseño industrial y posteriormente hice un curso de calzado y marroquinería para poner en marcha mi emprendimiento, 'Lenny Gómez', en el cual hago calzado, bolsos, billeteras y cosmetiqueras", agregó. Actualmente, esta propuesta empresarial cuenta con 10 empleados y, aunque "no ha sido fácil", la joven sabe que pronto la situación mejorará. "Hay que perseverar porque abandonar los sueños es lo más sencillo y rápido que uno puede hacer, pero es necesario esforzarse si de verdad se quiere triunfar", analizó la empresaria, quien como un ejercicio de retribución desea contratar en su compañía a otras víctimas del conflicto armado colombiano que, como ella, también debieron volver a empezar.

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