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HURACAN

Unos se aferran a la fe y otros esperan lo peor en Puerto Rico ante paso de María

Algunos aferrados a su fe y otros esperando lo peor, los puertorriqueños finiquitaban hoy los preparativos para la llegada del huracán María, posiblemente el ciclón más poderoso que haya pisado la "Isla del Encanto", la más pequeña de las Antillas Mayores.

"Ya puse las tormenteras, tengo agua, hice la compra y ya todo preparado para que Dios nos ayude y que esto se vaya para el mar. Eso es lo que yo espero y por eso estoy orando para que Dios haga el milagro y lo creo así", dijo a Efe Carmen Brown, residente en Villa Palmeras, sector de Santurce (San Juan). Brown, quien pasará el huracán en su residencia junto a su hijo, afirmó estar "tranquila ni desesperada" ante los embates de uno de los ciclones más bestiales que haya cruzado a Puerto Rico en su historia. "Siempre lo he tomado tranquila, porque con desesperación no llegamos a nada. Estoy confiada en que solo va a pasar agua y que no habrán estragos", enfatizó la señora a su salida de un supermercado en la Calle Loíza, en Santurce, uno de los atestados estos pasados días para la compra de provisiones. Rafael Pastor Jinorio fue otro de los clientes que acudió en la mañana de este martes a terminar sus compras de materiales de primera necesidad para la llegada del huracán María, el segundo temporal de gran intensidad que amenaza a la isla caribeña en menos de dos semanas, después de Irma. "Sé que va a ocurrir lo inesperado, porque esto será un huracán poderoso", aseguró Pastor Jinorio a Efe, aunque reconoció que los puertorriqueños "vamos a pasar un proceso muy duro" por los excesivos vientos de María que sobrepasan los 150 millas por hora (241 km/h). "Espero que los daños, aunque sé que van a ser cuantiosos, no cobren vidas en Puerto Rico. Les exhorto a los ciudadanos que sigan los consejos del Gobierno", sostuvo el hombre sobre las recomendaciones de las autoridades a las personas que residen en áreas inundables o que sus casas no resisten el poderoso ciclón. Pastor Jinorio, a su vez, aseguró que estará "seguro" durante el huracán, pues reside en una casa de cemento y que cuenta con los comestibles necesarios por las próximas tres semanas. Cercano al supermercado donde Brown y Pastor Jinorio ultimaron sus compras, se encontraba José Rosa, dueño del restaurante Al Gusto Deli, en el área de Miramar (San Juan), colocando sus tormenteras para cubrir su negocio de doce años de cualquier impacto directo a los cristales. "Espero lo peor", admitió Rosa a Efe referente al efecto que la mayor parte de los puertorriqueños creen que ocurrirá con la llegada de María entre esta noche y la madrugada del miércoles. "Estamos preparándonos para lo que venga, y a cruzar los dedos. A aquí no debe suceder nada, pero con esos vientos uno no sabe lo que puede suceder", aseguró el empresario, quien no obstante, reflexionó sobre las personas más vulnerables a perder todas sus pertenencias. "Hay mucha gente que cuando uno va al supermercado a comprar, ve que otros carecen de algunas cosas. Hay que pensar en los demás, porque uno se preocupa por uno, pero al que no tiene, se le facilita", contó el hombre. Un grupo de personas que también son vulnerables a perder un valioso premio ante la furia de María son los propietarios de embarcaciones. En el San Juan Bay Marina, al menos una docena de poseedores de barcos de más de 25 pies (9 metros) de eslora, entre ellos, el artista puertorriqueño Oscar Guerrero, amarraban con dobles y triples cabos de sogas sus embarcaciones ante la marejada ciclónica que se espera de María. En entrevista con Efe, Guerrero -propietario de la embarcación de 54 pies (16 metros) "Amore Mio"- dijo que aunque ha llorado por el fenómeno que se aproxima, lo asocia "a que la naturaleza se rejuvenece y desea que el ser humano la respete más". Del mismo modo, consideró que el azote del huracán "hará unir más a los puertorriqueños, ser mejores personas y mejores ciudadanos los unos con los otros".

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