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Vida Sana

Una tercera edad físicamente activa

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Dafnee De Frías / Especial para LDSanto Domingo

Existe una diferencia notoria en actitud, energía, confianza, flexibilidad y resistencia entre las personas adultas que hacen ejercicios y las que no.

Envejecer puede ser difícil tanto emocional como físicamente. Cada día representa nuevos retos, dolores y cambios en el organismo, sin mencionar el aspecto psicológico que desalienta cualquier intento de iniciar actividades nuevas.

Gracias al auge del “estilo de vida saludable”, actualmente muchas personas participan de alguna actividad física. Ya sea por obtener y mantener el peso ideal o por corregir alguna debilidad muscular, han logrado hacer del ejercicio parte de sus rutinas.

Una vez logrado que el entrenamiento sea tan importante como trabajar o estudiar, difícilmente lo dejes de hacer. Por lo que probablemente al convertirte en un adulto mayor continúes asistiendo a tu centro o “club fitness”.

Beneficios del ejercicio en edad adulta: Ayuda a mantener un peso corporal adecuado y disminuye la grasa corporal. Tener sobrepeso cuando se es un adulto mayor, tiene repercusiones fuertes en las rodillas y la espalda.

Reduce el riesgo de desarrollar diabetes, problemas cardíacos, osteoporosis e hipertensión.

Fortalece la autoestima. Cuando nos sentimos bien con nuestra imagen corporal, lo reflejamos en nuestra forma de actuar y de vernos.

Retrasa el proceso de enfermedades degenerativas, como alzhéimer y parkinson. Los ejercicios sirven como protectores del cerebro en el envejecimiento, contribuyendo a fortalecer la memoria y mantener la concentración.

Favorece la liberación de endorfinas. Son aquellas involucradas en el bienestar emocional y la felicidad, lo que disminuye el riesgo de desarrollar depresión.

Las clases grupales tienen como ventaja la mezcla de edades de los participantes. Sin importar el rango al que pertenezcan o su condición física, con la ayuda de un instructor capacitado y las modificaciones adecuadas, podrás participar de casi cualquier programa de ejercicios.

Entre las actividades recomendadas para este grupo de edad están la natación, aeróbicos de bajo impacto, baile, bicicleta estática, caminar, yoga y pilates.

Entrenamientos con pesas monitoreados Tanto en la juventud como al llegar a la tercera edad, el propósito número uno de iniciar o mantener una actividad física debe ser la salud. Partiendo de este enunciado, procura elegir una actividad que te ayude a tener mejor balance, flexibilidad, fuerza y coordinación.

Antes de iniciar un programa siempre es importante consultar con tu médico y, una vez lo hagas, toma en cuenta las siguientes recomendaciones para tener una vida saludable exitosa:

Piensa antes de actuar. Al tener una edad avanzada el cuerpo no reacciona igual como cuando era joven. Evita lesiones aprendiendo a levantar, tomar, recoger o colocar, con los movimientos adecuados y sus modificaciones.

Disfrútalo. Aunque parezca una obligación, trata de disfrutar de la actividad física que haces. Prueba distintos programas hasta que estés a gusto con uno.

Comienza desde cero. Aunque te sientas con la capacidad emocional de inscribirte en un nivel avanzado, te recomiendo iniciar como principiante hasta conocer la reacción de tu cuerpo.

Sin excusas. Sé determinado y persistente No te saltes el calentamiento y el enfriamiento. El no preparar el cuerpo debidamente al inicio y término de un entrenamiento hará que te lesiones y tengas que dejar de ejercitarte. Una lesión en el cuerpo de un adulto mayor tarda mucho más en recuperarse que el de una persona joven.

Adáptalo. Siempre existe la opción de diseñar tu propio entrenamiento con la ayuda de un instructor. Ten en cuenta que el mejor programa de ejercicios no es aquel que le funciona a todo el mundo, sino el que te funcione a ti.

Mantenerse en movimiento ayuda a la circulación y al buen funcionamiento de las articulaciones. Si tienes un trabajo que requiere de largas horas sentado o te gusta ver varias series de televisión, puedes aprovechar haciendo ejercicios como por ejemplo el de apretar y soltar una pelota de goma.

Bailemos Aunque muchas personas no consideran del baile un ejercicio, la práctica del mismo en los adultos mayores he demostrado ser una de las actividades más adecuadas para mantenerse sanos y a su vez contribuir a tener una vida social activa.

En diversos estudios realizados se ha demostrado que aquellos que participan en clases de baile reducen la toma de medicamentos para los dolores musculares.

Bailar no solo provee energías positivas sino que a su vez reduce los sentimientos de depresión y soledad, brindándole a sus usuarios la oportunidad de aprender nuevas destrezas aún en su avanzada edad. Dejar entrar al baile en esa etapa madura de la vida tiene efectos terapéuticos tanto en el cuerpo como en el alma de las personas. Sea cual sea la elección de tu preferencia, realiza un ejercicio adecuado a tu edad y tu condición física.

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