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ADAPTACIÓN

Transición de primaria a secundaria

Las etapas en las personas suponen cambios que se manifiestan en los diferentes planos de la vida. Un ejemplo de ello es la transición entre etapas educativas, proceso que puede resultar complejo para los alumnos al tener que pasar de dos modalidades diferentes de aprendizaje.

El paso de un centro educativo de educación primaria a uno de secundaria representa para el alumnado una serie de cambios en un momento en que, por otra parte, se inicia, en el ámbito personal, una situación relativamente diferente, la entrada en la pubertad-adolescencia.

Este cambio se desarrolla de forma positiva cuando permite la adaptación a la nueva situación sin que ello requiera a ningún tipo de contratiempo para el alumno a nivel educativo, social o emocional. Sin embargo, la experiencia muestra que en múltiples ocasiones la transición es vivida por los estudiantes como algo traumático que acaba afectándoles, al menos temporalmente, en los niveles mencionados.

La orientadora escolar Emelyn Tejada explica que el cambio naturalmente es positivo, ya que biológicamente todos los seres humanos están estructurados para evolucionar y trascender, aunque este proceso en algunos casos genere cierta ansiedad, temor o angustia.

EXPERIENCIAS

CAMBIOS DE PARADIGMA

El paso de primaria a secundaria marca una de las discontinuidades educativas más llamativas en el sistema educativo.

En esta transición hay coincidencia con otro tipo de cambios: curriculares, de compañeros, de profesores, de clima y otros más propios de la etapa adolescente.

Si bien estos cambios se producen de forma general para todos los alumnos que dejan atrás la educación primaria son significativamente más relevantes para los que pasan de un colegio de educación infantil y primaria a un instituto de secundaria que para aquellos que se mantienen en un colegio público integrado.

TRABAJO DE TODOS

Según explica la experta la participación de toda la comunidad educativa es importante para que los alumnos puedan atravesar esta etapa con éxito. Además, el modelo educativo implementado por la Ley de Educación apuesta por una formación integral que promueve la realización de la identidad de las personas y no asume la escuela aislada de la realidad.

“En la pretransición, la unidad educativa debe preparar el cambio para los estudiantes, desde aspectos de disposición espacial hasta temas académicos de cambio de nivel”, indica Tejada.

Las acciones concretas de asesores de curso y profesores se asientan en nuevas reglas a las que los estudiantes se adaptan paulatinamente.

“La disciplina en secundaria es más rígida que en primaria”, ejemplifica.

El proceso, en el que la exigencia académica puede estresar a los estudiantes y afectar el rendimiento académico, es diferente en cada persona. “Adaptarse a las nuevas responsabilidades a algunos les puede tomar unas semanas, a otros meses”. La comunicación de un estudiante de 12 a 13 años con sus padres de familia y la de éstos con los maestros es clave para ayudar en el desarrollo de esta transición, recalca.

COMUNICACIÓN

Para garantizar un buen proceso de transición primaria – secundaria hace falta fomentar más la comunicación entre el profesorado de las escuelas y los institutos.

La coordinación de centros es un punto clave para una correcta transición educativa, ya que ayuda a regular y mejorar las consecuencias que esta ejerce sobre los alumnos. Definir proyectos interinstitucionales que coordinen el proceso de transición y enfaticen la colaboración y coordinación de los centros se convierte en una de las estrategias más efectivas para combatir las problemáticas que pueden afectar a los alumnos.