KAIRÓS
Mateo (5,43-48):
“...sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”. La perfección a la que se refiere Jesús no es la de presumir que estamos libres de defectos, sino del alcance y el fundamento del amor cristiano, un amor que no puede quedar solo reservado para los familiares, amigos y de un grupo, sino que alcanza incluso a los enemigos.