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Viaje

Necrópolis de Puig Des Molins: un atractivo excepcional

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

En una céntrica zona de la ciudad de Ibiza, casi a los pies de la imponente Dalt Vila o antigua ciudadela, se encuentran los restos arqueológicos de una necrópolis: la Necrópolis Púnica des Puig des Molins. El nombre, curiosamente, con lo que está relacionado es con los molinos de harina que funcionaban en la cima de la colina.

Interesada en conocer algo distinto, como puede ser un importante asentamiento arqueológico, y habiendo leído sobre éste en un folleto del Consell d’Eivissa, me dirijo hacia el lugar con mi hijo Alexis, desde el hotel en la calle Pere Frances. Está a corta distancia. Al empezar la caminata entramos a un café bar regentado por una familia que, por su hablar, salta a la vista es italiana. Pese a haber almorzado, me apetece un pan con queso. Lo traen muy bien tostado. Eso sí, soy yo quien he de echarle el aceite de oliva. Lo acompaño de infusión de manzanilla. ¡Lista para la andadura!

Tras varias cuadras a pie alcanzamos el Passeig de Vara de Rey, conocido también como S’Alamera. Lo atravesamos en toda su longitud: 250 metros, desde la calle Comte Rosselló hasta la avenida Ignasi Wallis. A cada lado de este paseo peatonal funcionan restaurantes, cafeterías y locales comerciales. En su centro se levanta la estatua de Vara de Rey, un general nativo de Ibiza que murió heroícamente en la guerra de Cuba. La plaza viene a ser como una línea divisoria entre la ciudad antigua y el ensanche construido en el siglo XX. Con sus bancos estratégicamente ubicados que permiten hacer un alto en el camino y la sombra de las tupidas ramas de sus árboles, el viandante deambula a gusto por este entorno. Proseguimos hasta la vía Romana, ambientada con árboles cuyos troncos se dividen retorcidos en lo alto cual nudos. Me gustan.

Ante la amplia extensión de la Necrópolis nos detenemos. La entrada está cerrada. El horario de visita es de 10:00 a 14:00. Nos limitamos, por tanto, a contemplar lo poco que desde la acera se vislumbra. La Necrópolis de Puig des Molins, con 3,500 tumbas subterráneas (hipogeos) fue usada como cementerio durante más de mil años. Hay más de 300 tumbas visibles, a algunas de las cuales se puede bajar. Así lo señala la web Ibiza 5 sentidos:

‘Al conjunto de tumbas excavadas que son accesibles para quienes visitan el recinto se le conoce como hipogeos de la mula. Fueron descubiertos de manera fortuita en 1946, después de que un animal de tiro se precipitara al interior de uno de los pozos tras un derrumbe. Dos años más tarde los hipogeos fueron acondicionados para ser visitados y se les dotó de iluminación y de una escalera de acceso. Con ellos nació uno de los espacios musealizados más emblemáticos de la ciudad’.

A su vez, el Museo Arqueológico que se levanta a su lado, es uno de los más importantes, con restos de la civilización cartaginesa. Proceden de excavaciones realizadas en la isla. En el ámbito mundial han servido para investigar la cultura fenicio-púnica. Retornamos sobre nuestros pasos. Descubro, por un pequeño cartel, que en el terreno que hace esquina con la calle Juan Planella están los restos de la época medieval islámica del Puig des Molins.

Terminada esta superficial visita de tan interesante entorno, subimos hasta la Carrera de Sa Capelleta. Bajamos por la zona junto al Baluarte de San Pere, situado en las magníficas murallas que rodean la ciudad antigua y volvemos al Passeig Vara de Rey.

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