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Viaje

Una ciudad luminosa: Segovia

Ayuntamiento en Plaza Mayor. Se levanta con su torre del reloj en medio de bares, cafeterías y restaurantes. Fue proyectado en 1616.

Ayuntamiento en Plaza Mayor. Se levanta con su torre del reloj en medio de bares, cafeterías y restaurantes. Fue proyectado en 1616.

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

Bajo un cielo radiante y punteada de señeros monumentos se extiende Segovia. Con rincones que rezuman leyendas del ayer y tiendas de ropa cuyas vitrinas exhiben diseños de la última moda, deambulo por sus calles y callejuelas en busca de recuerdos: los míos y los de la historia. No busco sorpresas. Mas bien remembranzas. Sin embargo, cuando en octubre del 2017 camino con mi hijo Alexis por la calle Juan Bravo, en la que antes era conocida como calle Real, descubro que el Hotel Residencia Las Sirenas ha cambiado de nombre. En su fachada, sin eliminar la placa donde consta aquel con el cual se inauguró en 1952, Gran Hotel Las Sirenas, han agregado el actual: Hotel Real Segovia. Ubicado en el centro de esta ciudad castellana, frente a los escalones de la plaza de San Martín, aún alardea de que en sus habitaciones en un tiempo se alojaron ilustres personajes de la literatura, la ciencia y el cine.

(Los segovianos conocen la plaza de San Martín como plaza de las Sirenas. Unos piensan que por unas figuras mitológicas que, en el lugar, sin ser sirenas lo parecen; otros, que es por las sirenas que decoran algunos capiteles del atrio de la iglesia).

Afirmaba el Marqués de Lozoya que sería difícil encontrar en toda España un conjunto urbano tan sugestivo como el de esta plaza en escalera. Quizás tenga razón, me digo observando el entorno: a un lado, la iglesia de San Martín, templo románico del siglo XII, con esculturas que sirven de columnas en su portada exterior. En derredor, magníficos edificios en ésta y en la plaza aledaña, la de Medina del Campo. Entre ellos varios palacetes. Por su elevado torreón de estilo gótico descuella la casa de Lozoya (siglos XIV-XVI). Es considerado el más importante palacio de Segovia. Hoy funciona como centro cultural. En uno de los edificios al fondo se índica que es un auténtico palacio castellano del siglo XIII.

Por la ligeramente empinada calle nos dirigimos hacia la Plaza Mayor, desviándonos por la calle Judería Vieja, en una de cuyas casas viví con mi abuela. Nos acercamos a la iglesia del Corpus Christi, que en el siglo XIII fue una sinagoga hebrea: la Antigua Sinagoga Mayor. De ella se cuenta que en el año 1410 se produjo en este recinto un hecho sobrenatural conocido por el milagro de la Sinagoga. Apróximadamente en 1412 fue convertida en templo católico. Destruido por un incendio en 1899, fue restaurado a finales del siglo XIX, y reconstruido en el año 2004, recuperando su imagen primitiva. Al presente es un convento de Franciscanas Clarisas. Como el portón está abierto echamos por curiosidad una ojeada a su patio interior. Está desierto.

Son las 4:00 de la tarde mientras deambulamos por esta ciudad monumental, calificada como ‘santuario del arte y la leyenda’. En la Plaza Mayor, rodeada por soportales por tres de sus lados, me siento en un banco a la sombra. Frente a mí, bares, cafeterías y restaurantes se suceden uno junto a otro sin hacer mella alguna en el Ayuntamiento, que en medio de ellos se levanta con su torre del reloj, y con cuyas casas vecinas fue proyectado en 1616.

Desde un costado, preside la amplia zona la elegante y luminosa Catedral: ‘Dama de las catedrales de España’, o ‘Sol de las catedrales’. Su primera piedra fue colocada en 1525. Es la última catedral de estilo gótico construida en este país. A mi espalda, frente a la plaza, la iglesia de San Miguel, del siglo XVI. Al viandante pasa un tanto desapercibida. Un hotel, una pastelería que funciona desde antaño y una tienda de regalos forman asimismo parte de este fascinante entorno que me llama a volver.

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