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FOLCLOREANDO

Por qué la gente se muda de noche

Todavía no tengo la respuesta de esta situación que siempre se da en todas las clases sociales. No se sabe si es para que los vecinos no se den cuenta, porque fueron muy buenos vecinos. También podría ser porque tienen una deuda tan grande que quieren irse en anonimato para no dejar huellas. Pero puede ser también porque los corotos, tereques y cachivaches no cumplen una función utilitaria, pero sí emocional. Existen muchas personas que son colectoras, que tienen objetos guardados por si un día los necesitan, por un “por si acaso”, y nunca lo prestan, porque piensan que después no lo recuperarán. Pasa también con la ropa, que tampoco la regalan, por si un día rebajan. Volviendo al tema de las mudanzas, antes la gente contrataba los servicios de una “lambretta” o motonetas que, aunque dieran 20 viajes, ya que resultaban pequeñas, pero eran económicas. Esos bastidores “destemplados” no se podían exhibir durante el día y esos colchones de guata expelían un olor a “alcalivolate”, que su nombre es álcali volátil o amoníaco, por la fermentación del orine del muchacho de todavía con 7 años se le olvida “hacer pipí” antes de acostarse y que nunca lo sentaron en un ladrillo. Algunas familias utilizan camionetas y las que emigran a la Capital lo hacen de madrugada en camiones, como tocó a nuestra familia cuando nos mudamos en 1966 desde Puerto Plata. Salimos a las 4:00 de la mañana. Mis padres no quisieron despedirse del vecindario, ellos tampoco quisieron vernos partir de la Salomé Ureña, número 45. Recuerdo a Mengo y su esposo Jesús, Catán, Atenaida, Pancha, la familia Castillo, Santiago Luciano, doña Luisa Español de Luciano, Clarissa, Bibí, Vicente, Miguel, Rigoberto (Rigo), Puchulo, Ofelia, Carmen (la Rubia), Airín, Yovany, Bethania, el colmado de Idalia Santos y Antonio Santos, de Leo, uno de los dependientes. Pero ¿cómo no recordar a Guancho, que tenía una promesa y se paseaba por las calles con su sombrero y camisa mangas cortas, todos los sábados en la tarde repartiendo 5 o 10 centavos a los niños? No quiero recordarme de lo que pasó ese día de la mudanza, que el chofer que manejaba el camión rojo, marca Austín, de nuestra propiedad, partió hacia la Capital con nosotras, las hembras, sin avisarles a mis padres. Creo que fue cancelado.

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