México lindo y querido...

México es definitivamente uno de los países más atractivos para mí. Todo se conjuga para que ese país atraiga irremediablemente al visitante. Su gente, sus costumbres, su maravillosa herencia cultural, su comida y el embrujo de un país que se quiere por encima de todo y que hace al visitante parte de sí mismo. Andar de turista por México es embriagador, aunque los días sean demasiado pocos para abarcar tanta belleza, historia y tradiciones. Fuimos al país de los Mariachis en una época ideal, las festividades decembrinas habían hecho que el tráfico disminuyera de manera sustancial, de forma que pudimos ir de un lado a otro sin mayores inconvenientes. Los magníficos murales de Diego Rivera nos dieron la bienvenida en el Palacio Nacional y marcaron la pauta de nuestro recorrido. Lo maravilloso de México es el amor que su pueblo tiene por todo lo suyo, esta especie de chovinismo debería ser contagioso, todos los latinoamericanos pudiéramos hacer lo mismo.

El magnífico museo antropológico fue nuestra siguiente parada y un paseo por el bosque de Chapultepec, remató la tarde. Para acabar con broche de oro, hicimos un tour en autobús y luego cenamos opíparamente. Los días se sucedieron dándonos a conocer y ver lo que Ciudad de México ofrece, Teotihuacán, la Basílica de la más linda de las Vírgenes, la de Guadalupe, morena y guapa como nosotros, los mercados artesanales y la comida, siempre la comida, sobre todo acompañada de Mariachis.