Santo Domingo 28°C/28°C few clouds

Suscribete

FÁBULAS EN ALTA VOZ

Le presté mi columna a Memo

Quiero compartir con ustedes la satisfacción que siento cada vez que sale publicada esta columna, y mis hermanos la disfrutan a través de nuestro grupo de WhatsApp. José Amado la lee y los demás la escuchan y hasta se motivan a armar su propia fábula, como mi hermano menor, Anselmo, cariñosamente, Memo. Hace unos días dejó volar su imaginación y la llevó a una descripción de su viaje desde Constanza hasta llegar a la Capital el 24 de diciembre para celebrar con todos nosotros el día de Nochebuena. Nos transportó a todos a esa celebración que seguimos tradicionalmente pese a que ya nuestros padres no están. Les invito a que acompañen a Memo como lo hacen conmigo a su ciudad fabulosa. Desde temprano, el 23 de diciembre o el mismo 24, la ruta es hacia la Capital, con previa parada en La Cotorra para comprar una cabeza de puerco que, año tras año, José Amado lleva a nuestro hermano Manuel. Entregada la encomienda, esto se convierte en un momento de alegría porque todos disfrutamos de ella cuando la devoramos. En mi caso, me encargo de la música, aunque ahora tengo sucesores. Están Argenis, Joan, Amadine... Este año agregaremos como novedad un karaoke para cantar y escuchar todo tipo de música navideña a través de YouTube. Para que Marta y Manuel bailen ‘La boda negra’, que dicho sea de paso, hará falta Janet y Jerez que también lo disfrutaban. No podemos dejar de mencionar el ron, y a Leyda con unos platos de comida que no hay quien se los coma. Mucho menos podemos olvidar los ‘griticos’ que se dan recordando a nuestros seres queridos que ya no están con nosotros. La bendición de la cena por parte de José Amado y de Santiago. Se le da la palabra al que quiera decir algo, pues todos tenemos el derecho a participar, pero no todos participamos. Esta ciudad fabulosa para mí es una maravilla, se goza, se bebe, se disfruta sanamente en familia, y repito, hay cosas que no pueden faltar como ‘el caco de puerco’. Ah, y algo importante, todos los recortes que quedan del 24 (comida, tragos y hasta algunos merenguitos, el 25 hacemos ‘oooootra’ repetición y también lo agotamos. Así que espero con ansias el día de Nochebuena para reunirme con mi familia como todos los años. Así concluye la fábula de Memo, y yo aprovecho para agradecer a mi hermanito por ayudarme a mantener esta columna y hacer que nuestros lectores conozcan nuestro modo de pasar el 24, y ¿por qué no?, sus dotes de escritor. ¡Feliz Navidad para todos!

Tags relacionados