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DE LIBROS Y LIBRERÍAS

Saber aprovechar bien el tiempo

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María Antonietta RonzinoSanto Domingo

Además de poseer el talento, el hombre debe añadir a este la sabiduría de saber aprovechar al máximo el tiempo para desarrollar todo lo que se emprenda. El tiempo es un verdadero ‘capital’ de valor inapreciable que el autor de la naturaleza ha dado al hombre para realizarse a sí mismo en el desempeño de su misión. Sin embargo, entre todos los bienes de los que dispone el hombre, apenas habrá alguno más subestimado que el tiempo. Así es como por una paradoja, el tiempo resulta ser simultáneamente nuestra posesión más valiosa y la más desperdiciada.

Edwin B. Feldman, autor del libro ‘Cómo aprovechar el tiempo para lograr que se hagan las cosas’, nos muestra muchos ejemplos de que, el tiempo es la esencia de la que están compuestos los negocios, el comercio y la industria. Además, nos señala el escritor que, al tiempo no hay que temerle, sino respetarlo y hacer un buen uso de él. Nos recuerda que no tiene el mismo valor el tiempo de un ejecutivo que quiere mayores ingresos, más autoridad, necesidad de recibir más información, contar con más personal, pero todo vuelve a una sola cosa: le preocupa cómo encontrar tiempo para convertir en un triunfo la oportunidad que se le ha brindado. En otro ejemplo nos describe a un vagabundo que va de tren en tren, sin destino fijo y quien solo necesita unos dólares de cuando en cuando, para subsistir, su problema es que le sobra el tiempo.

Otra advertencia que nos hace es que debemos tener la determinación de actuar, si sentimos la necesidad de alcanzar el éxito, dinero, una buena posición, poder, fama o de servir mejor a los demás. En otro de sus ejemplos nos señala que Henry Ford dijo en una ocasión que si una persona piensa que puede hacer una cosa, está en lo correcto y también si piensa que no puede hacer la misma cosa, igualmente está en lo correcto, porque la limitación más grande a nuestra capaciad para realizar las cosas es aquella que nos imponemos nosotros mismos mediante la autolimitación.

Hay muchas maneras de desperdiciar el tiempo: la distracción, la indolencia, el aburrimiento y la impaciencia, que en muchos casos en vez de impulsarnos, nos bloquea y nos perdemos en nosotros mismos, y ahí estamos parados sin poder levantar ni un pie ni el ánimo.

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