Muestra recuerda la masacre del 37

En el último trimestre del año 1937, el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo ordenó la eliminación física de los haitianos que viviera en las provincias cercanas a la frontera que divide a República Dominicana y a Haití. Basta buscar en la Internet ‘Matanza del Perejil’ para saber que entre el 28 de septiembre y el dos de octubre fue asesinada una cantidad inexacta de haitianos y nacionales dominicanos de piel negra.

Según el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, el dictador quería eliminar del territorio nacional la presencia de cualquier haitiano, menos de aquellos que trabajaban en los ingenios de azúcar. La cifra total de las víctimas no son exactas, aunque algunos hablan de 15,000 o de 17,000 personas, otros cuentan de 5,000 a 20,000 víctimas, tanto haitianos como dominicanos, entre los que había hombres, mujeres, niños y ancianos.

Recientemente algunos dominicanos, extranjeros de origen diverso y nacionales haitianos agotaron una agenda que dio inicio el 28 de septiembre y concluyó este 27 de octubre, incluyendo charlas, seminarios, documentales y filmes, con el fin de conmemorar el 80 aniversario de la Masacre del 37.

La actividad, enfocada en combatir el silencio tejido alrededor del hecho y ayudando a construir una memoria que impida repetir los crímenes de la dictadura, tuvo como finalidad combatir el propósito de sectores oficiales de entonces y cuya vigencia se mantiene hoy casi intacta, que consiste en distraer lo ocurrido con términos como Matanza de Perejil o ‘corte’, cuando en realidad se trató del asesinato de cientos y cientos de seres humanos, por motivos raciales y ejecutada desde el poder político.

Artículo originalmente publicado por la autora en Wall Street International Magazine.

Actividades La agenda empezó con una celebración eucarística realizada en la Parroquia de Dajabón. En ella se habló de la importancia de la verdad, el perdón, la solidaridad y unión entre los dos pueblos, sobre la base del respeto y la confraternidad. Posterior a ello, se develizó un mural que intenta resignificar lo ocurrido en la dolorosa fecha, desde una mirada de amor y luz. Finalmente se realizó una caminata hacia la frontera. Esta última actividad se realiza desde el 2012 por la organización Frontera de Luz. Los asistentes portaron velas encendidas, y niños, envejecientes, jóvenes, mujeres y hombres, todos caminaron hacia la verja que impide el paso al otro lado. Al llegar, del otro lado del río Masacre, una pequeña multitud de haitianos esperaba también con velas. Ese tiempo en la frontera se extendió cerca de cuarenta minutos y resultó muy emotiva. Ambos grupos hicieron uso de altoparlantes, y se comunicaban en español y francés.