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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Estoy en oración por César Medina

Me ha entristecido la noticia de que el colega César Medina tiene cáncer. Sin embargo, no puedo pasar por alto lo mucho que me ha impactado la humildad asumida: oren por mí. Para nadie es un secreto que él no ha sido ‘monedita de oro’ para gustarle a todo el mundo, pues nadie lo es, pero no es el momento de juzgar, es la hora de actuar por el prójimo. ¡Vamos a pedirle a Dios le dé una oportunidad de vida!

Leí el comunicado que envió a los medios, y también me resultó de mucha valentía. Sabemos que son muchas las personas que ocultan una enfermedad, sobre todo si es terminal. Él no. Lo gritó a los cuatro vientos porque sabe que el padecimiento de cualquier mal es normal entre los mortales. Hizo lo propio. Apeló a la población dominicana caracterizada por sus creencias religiosas para que elevara una plegaria al Todopoderoso por su salud. Desde que lo supe acaté su petición rogando a Dios lo transporte a una ciudad fabulosa donde la sanación viene a través de la fe. Sí, a un lugar donde al demostrar humildad consigues el favor divino. Donde la piedad se logra dependiendo de la aceptación que tengamos ante las pruebas que nos son dadas, y donde el arrepentimiento redunda en las consecuencias más satisfactorias. Le he pedido al Señor que lo mantenga en esta ciudad fabulosa donde nadie aprovecha la debilidad del prójimo para reprocharle sus acciones, sino para ayudarle a fortalecerse, donde no hay un ayer, sino un mañana de esperanza, y donde nadie se rinde porque allí la batalla se gana con el solo hecho de creer en ese Ser Supremo.

Le estoy implorando al Rey de Reyes que utilice su manto protector para cubrir con su gracia a don César y cure con su bálsamo divino ese mal que nunca será más potente que el poder de Dios. Quiero que al regresarlo a la realidad, lo traiga a un país que no juzgue, que no pregunte, que no guarde resentimiento... Que solo se deje llevar por el amor al prójimo y eleve una plegaria ante Ti para que te apiades de ese ser humano que a mi entender ya tiene una gran parte ganada, pues se ha apegado a lo único cierto que tenemos en esta vida: tu infinito amor misericordioso. Tenga fe don César, que ya la humildad la demostró.

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