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Destino

Segovia: del Acueducto a la casa museo de Antonio Machado

Aposento. El dormitorio de Antonio Machado en la antigua pensión se conserva tal como cuando él vivía en ella.

Aposento. El dormitorio de Antonio Machado en la antigua pensión se conserva tal como cuando él vivía en ella.

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

En la amplia extensión de la Plaza del Azoguejo, en Segovia, imponente se eleva un monumento único en el mundo: el Acueducto. Es considerado una de las obras más grandiosas de la época del Imperio Romano. (Hasta el año pasado se creía que databa del siglo I. Nuevos estudios arqueológicos demuestran que su construcción fue a partir de los años 112 a 116). Restaurado en varias ocasiones, la doble arquería de su parte central “es auténticamente romana”, según datos de Protur. En este punto alcanza los 29 metros. Su recorrido es de 15 kilómetros, gran parte como canal subterráneo. Construido de granito, no tiene material de unión entre sus sillares, manteniéndose en equilibrio “gracias a un perfecto estudio de empujes y peso de las piedras”.

Además de los datos técnicos, la fantasía ha hecho de las suyas elaborando una leyenda sobre la construcción del Acueducto. Cuentan que un día una joven moza, cansada de buscar agua en el valle, se encontró con el diablo. Al verla así, él le ofreció construir un puente (el acueducto) en una sola noche. Presuroso fue montando piedra sobre piedra, pero al llegar el alba faltaba una. No pudo, por tanto, cumplir su promesa y la joven no perdió su alma.

Desde la Plaza del Azoguejo, donde funciona la oficina de Turismo de Segovia, quien visita por primera vez esta ciudad, corazón de Castilla, puede seguir a pie por la calle principal encontrando a uno y otro lado de la vía diferentes puntos de interés: la Casa de los Picos, el Palacio de Aspiroz, la iglesia de San Martín, la Plaza Mayor y la hermosa Catedral, calificada como Dama de las Catedrales de España. Fue la última de estilo gótico construida en España.

A muy corta distancia, doblando hacia la calle de los Desamparados, alejada de los itinerarios turísticos hay una casa que permite adentrarse en la intimidad de uno de los más grandes poetas de España, el andaluz Antonio Machado. ¡Vamos a conocerla!

Casa-Museo Antonio Machado, quien era hermano de otro gran poeta, Manuel, llegó a Segovia en noviembre de 1919, para hacerse cargo de la cátedra de francés del Instituto en esta ciudad. Desde pocos días después y hasta el año 1932 se alojó en la modesta pensión hoy convertida en Casa-Museo Antonio Machado. En ella se conserva la habitación donde dormía con las piezas utilizadas por el poeta: la cama, el orinal y una pequeña y rústica estufa para poder calentarse durante el intensamente frío invierno segoviano. La hornilla fue incluso traída por él. La pensión no se la facilitaba. El resto de los espacios han sido montados tanto con muebles de aquellos días de Machado como con elementos similares a los de esa época. Amén de incluir retratos del poeta, dibujos, litografía, un óleo realizado en su honor después de su muerte, entre otras obras firmadas por artistas de renombre. Pueden verse asimismo varias fotos del poeta en el año 1923 junto a profesores y alumnos.

Recorrer los espacios de esta pensión hoy casa-museo conlleva evocar algunos de los poemas creados por Machado. Algunos tan populares que han sido convertidos en canción, como: ‘Caminante no hay camino’.

Caminante No Hay Camino Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar. Antonio Machado

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