EVIDENCIAS

Deshojando margaritas

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Arlene Reyes SánchezSanto Domingo

Risueñas, soñadoras, enérgicas; llenas de luz. Así eran todas ellas, esas mujeres a quienes les arrebataron la vida por causa de la maldad.

Los seres humanos y ese complejo absurdo de que otra persona nos pertenece. Nadie ni nada es totalmente nuestro. Vinimos a este mundo y lo único seguro que tenemos es la fecha y la hora de decir adiós, pese a que ninguno sabe a ciencia cierta cuándo ni cómo será.

Pero que sea un ser sin alma, despiadado; a quien en algún momento, y de una forma u otra, se le tuvo afecto, duele y duele mucho; parte el alma y aniquila el corazón.

La gente debe saber cuándo cerrar etapas y capítulos. Debemos reconocer cuándo es momento de soltar, dejar ir y sanar. ¿Cómo es posible que se sea capaz de ensuciar las manos con sangre? Cuánto dolor me embarga el leer las historias de esas mariposas a quienes ni siquiera se les dejó posar en las margaritas de la existencia. “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestara que no todos son de nosotros.” (1 Juan 2: 19). Las personas que nos dejan lo hacen porque no están unidos a nosotros. Y si no están unidos a nosotros, no es obligatorio que permanezcan...

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