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FÁBULAS EN ALTA VOZ

“Con su musiquita por dentro”

Le tengo temor a la gente que no es diáfana. Sí, a esa que como se dice en buen dominicano: “Tiene su musiquita por dentro”. Hay quienes bailan al ritmo que les toquen, hay quienes tocan el instrumento que le asignen, y no faltan los que cantan las melodías de todos los artistas. Esto es peligroso. Quien se deja llevar por los vaivenes de los demás no tiene identidad propia y por lo tanto, no es una persona transparente.

En nuestro amado país abundan las personas que tienen “su musiquita por dentro”. Es más, aquí hay grandes orquestas conformadas por estos individuos. Están dispersos en la política, en la religión, en fin, en la vida cotidiana. Cansado de la hipocresía de la gente, José Amado se transportó a una ciudad fabulosa donde la traición no encuentra cómplices, y donde no existe la burla de los que no creen en que Dios lo ve todo.

Aquí descubrió que la sinceridad tiene atrapados a todos en la comunidad. Nadie tiene dos caras. Lo que ves por fuera es lo que llevan por dentro: pura honestidad.

No hay parejas infieles, no hay hijos que pagan por los errores de los padres, no lágrimas de dolor por la deslealtad de un amigo, no hay crímenes impunes, y mucho menos, autoridades que aplaudan las malas acciones. En aquella ciudad fabulosa, José Amado observó que desde pequeños a los hijos se les enseña a vivir su realidad, no a trepar un mundo de vanidad del que luego se derrumban. También contempló cómo tanto la madre como el padre se empeñan en que estos crezcan rodeados del amor de Dios. Nunca edifican un andamio de hielo para ayudarles a construir su futuro. Lo forjan sobre la base de la verdad divina que es la que les ayudará a mostrar su mejor diseño exterior y su fortaleza interior. Y hablando de lo que se lleva en el corazón, José Amado regresó a su realidad con el sonido intenso que a veces hace la gente que lleva “su música por dentro”, tanto que, a veces se hace tan potente que todo el mundo la escucha y se da cuenta cuál es el ritmo, cuál es la canción y cuáles son los instrumentos que más suenan en la pieza. Es que definitivamente, nadie es estúpido ante las malas actuaciones. Todos sabemos qué tan ligera es la pista de baile y cuán vulnerables podemos ser para resbalar y dejar al descubierto los secretos más íntimos de nuestras interioridades y hasta cuál es “la musiquita que llevamos dentro”.

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