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El poder de reconexión y la influencia de la Ceiba

Resultados. Mantener una estrecha relación con la naturaleza es vivir una vida más plena y saludable física y emocionalmente.

Resultados. Mantener una estrecha relación con la naturaleza es vivir una vida más plena y saludable física y emocionalmente.

Recientemente he estado visitando lugares de mi país que no había conocido, y vuelto a visitar aquellos que sí conocía pero que al retornar siempre me dejan una sensación de placer distinta. Pude participar en la vendimia en Ocoabay, volver a las cuevas de Los Haitises, disfrutar de las cascadas y piscinas naturales del hotel Caño Hondo y recientemente bañarme en las aguas cristalinas de playa Las Ballenas, playa Cosón y playa Punta Poppy, de las Terrenas. Este contacto con lugares donde la naturaleza es la protagonista, reactiva nuestros sentidos, sensaciones corporales y el nexo con el mundo natural, muchas veces olvidado en el ajetreo de la vida urbana.

Estar rodeado de árboles, sentir el sol candente del verano en nuestra piel, cortar uvas, recibir el golpe suave de una cascada fría en los músculos contraídos de la parte superior de la espalada y nadar en la playa nos remonta a experiencias sensoriales que nos dan bienestar. No hay que hacer mucho, solo estar ahí rodeado de un entorno natural que nos acuna como los brazos de una madre, pues el planeta Tierra es la gran madre, para nuestros ancestros taínos Itiba Cahubaba.

No es casualidad que se utilice el entorno natural y sus sonidos en el espacio terapéutico para enseñar ejercicios de relajación, tanto en las visualizaciones donde las escenas de playa y bosques son comunes, como en la música que se crea para tales fines. Es música que se remonta a los sonidos de las olas, al canto de las distintas aves, el sonido de la lluvia y del viento, etcÖ expresiones del mundo natural. Esta relación con la naturaleza se puede entender desde la biofilia que se define como “la afiliación emocional que tenemos los seres humanos hacia otros organismos vivos” (Wilson, 1999 citando en Sánchez, 2010). Keller y Wilson plantean que los seres humanos reciben beneficios tanto fisiológicos como psicológicos al ser expuestos a entornos naturales y que existe una tendencia innata a vincularnos con la naturaleza desde diferentes perspectivas o valores que, como ser vivo, incorporo y manifiesto en el nexo con el mundo natural. Estos valores son: utilitarismo, naturalista, científico, estético, simbólico, humanista, moralista, y negativista.

Me referiré a los valores que más aportan al bienestar y balance emocional. El valor naturalista se refiere al agrado que la persona experimenta al entrar en contacto con la naturaleza; en un nivel más profundo implica una emoción de deslumbramiento y fascinación al observar o estar en la naturaleza. Del mismo modo, existe un deseo de explorar y conocer este entorno. El valor estético que se expresa en el deleite por la belleza física de los paisajes, de los colores, lo que genera en las personas sentimientos de paz, seguridad, armonía. Este valor revela la respuesta emocional vivenciada al estar en la naturaleza.

El valor simbólico se describe al emplear a la naturaleza y sus componentes como metáforas para expresar sentimientos, pensamientos, vivencias y sueños, no solo desde la experiencia particular sino de la interrelación con los demás seres. Existe una forma de comunicación compleja entre el ser humano y la naturaleza. Jung postulaba que “la pérdida de la participación humana en la naturaleza tiene como resultado una sensación cósmica y social de aislamiento”. (Sabini, 2002, p. 79)

El valor humanista se manifiesta en los sentimientos de estima y cariño hacia elementos individuales de la naturaleza. La persona cuida a animales que se pueden domesticar, protege a las plantas y establece un contacto íntimo con dichos elementos, este valor hace relevante la habilidad del ser humano de cuidar a otros seres vivos.

Diferentes estudios explican que la conexión con la naturaleza tiene efectos restauradores y de impacto en el bienestar psicológico, por ejemplo, los árboles producen sentimientos de tranquilidad, (Lohr, 2007) al estar en contacto con la naturaleza se bajan los niveles de estrés y fatiga mental, lo que provoca una sensación de restauración (Kaplan y Kaplan, 1989).

Tiempo y espacio Para nuestros taínos, el árbol de la Ceiba era sagrado. Representaba el vínculo entre el inframundo y el cielo. Es una fuente de energía y había que pedirle permiso para dormir bajo su sombra, pues tiene la virtud de conectar a la persona con su inconsciente. Los taínos posaban sus manos sobre la Ceiba para recibir fortaleza y resistencia, y al colocar la frente sobre su tronco encontraban respuesta a sus preguntas. Quizás no todos los árboles que veamos sean un Ceiba, pero sí cada uno es sagrado.

Ver y sentir la naturaleza en toda su manifestación es una forma de conexión entre la persona y ese otro externo que la contiene. El reto es buscar tiempo y espacio para reencontrarnos con esos lugares maravillosos de nuestra isla, reverenciar a la Ceiba y recibir la bendición de Itiba Cahubaba.

Licda. Patricia Liranzo Soto Grupo Profesional Psicológicamente

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