Santo Domingo 25°C/25°C few clouds

Suscribete

PSICOLOGÍA

¿Sobreprotejo a mi hijo?

Los sobreprotectores creen firmemente que su hijo no tiene las capacidades ni fortalezas necesarias para enfrentar la vida.

El deber de los padres es cuidar la seguridad y estabilidad de sus hijos. Sin embargo, y por diversas razones, puede que la preocupación por mantenerlos seguros se convierta en una sobreprotección y provoque dificultades en el desarrollo de estos.

¿Qué puede llevar a los padres a ser sobreprotectores? Según la psicóloga clínica Sylvia Chabebe, muchas de las causas se centran en inseguridades y personalidad de los tutores. Por ejemplo, muchos no saben manejar el sentimiento de culpa por estar ausentes, ya sea por compromisos de trabajo u otra índole.

Otros factores que causan esta actitud, señala la especialista, son el nacimiento de un niño muy deseado o prematuro, embarazo de alto riesgo, que el pequeño tenga problemas de alguna enfermedad o condición especial, y ser padres primerizos.

Pero también, agrega la terapeuta familiar, estos casos se ven en padres que tuvieron muchas carencias en su infancia o que fueron sobreprotegidos.

“Los sobreprotectores creen firmemente que su hijo no tiene las capacidades ni fortalezas necesarias para enfrentar la vida. Lo ven pequeño e indefenso aun ya sea adolescente o adulto, por eso se centran en resolverle los problemas o minimizarlos”, asegura la experta, quien también es terapeuta de pareja.

Cómo es el sobreprotector Un padre sobreprotege cuando, más allá de cubrir y satisfacer sus necesidades y cuidados básicos, piensa y toma decisiones por su hijo; pretende solucionarle todos los problemas al que se pueda enfrentar, vive por y para él, cuando realmente es este quien tiene que desarrollar sus habilidades y capacidades para poder funcionar en la sociedad, dice la especialista.

“Cuando constantemente le dices a tu hijo que no es capaz de lograr algo por sí mismo por miedo a que se lastime o miedo al fracaso. Si constantemente te ve diciendo más ‘no’ que ‘sí’, le estás inculcando temores y la idea de que el mundo no lo aceptará por quien es. Con eso le estás tronchando su autoestima”, añade.

Otra característica de los padres sobreprotectores es que llegan a ser muy permisivos en algunos aspectos: no suelen poner límites ni reglas claras ni tampoco exigen obligaciones ni responsabilidades, ya que manejan la culpa de no darle la libertad necesaria por protegerlos.

La especialista sostiene que se puede llegar al extremo de que cada vez que el hijo comete algún error ya sea intencional o no, de ignorarlo, taparlo o justificarlo porque entienden que eso cuida su autoestima y no quieren que se enfrente a disgustos o frustraciones.

Consecuencias de la sobreprotección Cuando un hijo es sobreprotegido no tiene la oportunidad de exponerse a oportunidades para desarrollar sus habilidades.

Cuando un hijo es sobreprotegido no vive las experiencias que debe tener un ser humano, lo que no le permite ser una persona independiente ni autónoma en la adultez. Son inseguros y tienen una autoestima baja.

“Pueden convertirse en personas miedosas, dependientes, con baja tolerancia a la frustración, con problemas de ira y rebeldía, desafiantes a la autoridadÖ”, detalla la psicóloga clínica, terapeuta familiar y de pareja.

Recuerda que cuando un hijo es sobreprotegido no tiene la oportunidad de exponerse a oportunidades para desarrollar sus habilidades, manejar los desafíos y problemas a los que pueda enfrentarse.

La especialista, del centro sicológico Terapia Boutique, insiste en que una de las mayores desventajas a las que pueden enfrentarse los hijos, es que nunca logren alcanzar la madurez y tengan problemas de adaptación a las normas sociales.

Y la única ventaja que tiene la sobreprotección, indica, es un arma de doble filo: cuando al niño se le evita, dentro de lo posible, cualquier sufrimiento, “algo que se ve como positivo, puede crecer en una burbuja que en algún momento, lo queramos o no, tendrá que romperse, y al no tener los conocimientos para manejar ningún tipo de frustraciones, será como una bomba de emociones negativas”.

La comunicación La sobreprotección es tan perjudicial que también daña la comunicación entre padres e hijos.

Según la especialista, esto se debe a que hay un temor -de ambas partes- de frustrar al otro.

Expresa que los padres no se comunican muchas veces con los hijos por miedo a marcarlos o preocuparlos, por lo que llegan a ocultar muchas cosas.

Mientras que los hijos callan las cosas negativas frente a los padres para no preocuparlos o herirlos.

“Es responsabilidad de los padres, sean sobreprotectores o no, abrir una fuente de comunicación para con sus hijos y fortalecer el diálogo y la confianza entre ellos”, recuerda la terapeuta.

CONSEJOS Si eres un padre que protege a su hijo más de lo normal, toma en cuenta los siguientes consejos de la experta:

Si no dejas a tu hijo conocer los problemas, tampoco podrá conocer las soluciones. Los valores no son solo los importantes a la hora de educar, sino también las oportunidades para aplicarlos y reforzarlos. Recuerda que muchas de las situaciones que presentan los hijos son también retos para los padres y para sus temores. Trata a tus hijos de acuerdo a su edad y dale oportunidades para que se relacionen con niños de su edad y de otras también, no siempre con la presencia tuya. Ayúdalos en todo lo que necesiten pero no les soluciones siempre los problemas y dale su espacio de intimidad también. Es hora de poner límites y reglas claras en el hogar y darle responsabilidades de acuerdo a sus edades. Acepta a tu hijo tal cual es, con sus virtudes y sus limitaciones. Rétalo cada día en sus conocimientos y permítele redescubrirse. Si quieres ayudar a tu hijo a ser una persona autónoma, independiente y feliz no practiques la sobreprotección, concéntrate en sus necesidades y permite que las desarrolle para que pueda crear su propia identidad.

Tags relacionados