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COSAS DE DUENDES

Es Santo Domingo

El pederasta de Ciudad Lineal mantuvo en vilo a Madrid durante un año. Se trata de un hombre que ahora enfrenta una condena de hasta 126 años de prisión, acusado de agredir a 4 niñas, entre ellas una dominicana de siete años. Tenía la costumbre de abordar a las pequeñas y ofrecerles dulces con los cuales las drogaba. Una de las niñas, de nueve años, fue llevada por el agresor a su apartamento donde la violó. Pese a que estaba drogada, ella pudo describir el lugar y los rasgos físicos del sujeto.

La siguiente víctima, la niñita dominicana, fue capaz de memorizar un número registrado en la ventanilla del auto, en el que el hombre la raptó, e identificar el logo de un gimnasio, al que él asistía, por una toalla que llevaba el individuo.

Así, la policía española llegó al concesionario que vendió el vehículo. Después, necesitó rastrear 97,594 líneas telefónicas hasta establecer cuál era la que se encontraba a la hora y en el lugar donde ocurrieron los asaltos sexuales.

Entonces, llegaron hasta el acusado. Pero este ya había huido a un pueblo, a casa de unos parientes. Fue perseguido. Por fin, atraparon al hombre a quien la representante del gobierno de Madrid había llamado el enemigo número uno de la ciudad.

Traigo el tema a colocación a propósito de los casos de intento de secuestro, secuestro y asesinatos contra niños que están ocurriendo en del país. Hace una semana, en un mismo día, hubo dos intentos de secuestro: uno en Boca Chica y otro en el Seibo, contra adolescente que iban camino al colegio. Esa noticia se publicó junto a otra de un niño de tres años rescatado en la frontera y que había sido secuestrado. Ahora, aparece la osamenta de otra niña que las autoridades deben identificar. Con estos hechos, todos los padres deberíamos estar preocupados. La sociedad, alarmada. Las autoridades, volcadas hacia la localización de los responsables, y estos últimos, en peligro de ser atrapados.

Pero, contrario a lo que ocurrió en Madrid, aquí los niños muertos, a punto de ser secuestrados, o secuestrados ya, no representan un tema prioritario. La alarma no cunde entre la población. La agenda de las autoridades no está encabezada por esos casos. Nadie se tomaría la molestia de rastrear casi cien mil líneas telefónicas para dar con el responsable de esos hechos tan graves como los ocurridos en Madrid. Aquí es Santo Domingo, y las cosas son diferentes.

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