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EL DEPORTE COMO ESTRATEGIA DE INCLUSIÓN

Atletas muy especiales

En el movimiento deportivo Olimpiadas Especiales participan atletas con discapacidad intelectual, autismo, síndrome de Down y parálisis cerebral

¿Se imagina que, durante una carrera, un atleta caiga y los demás competidores se detengan para ayudarlo a levantarse y llegar todos juntos a la meta? ¿O que uno de los deportistas llore desconsoladamente en medio de un entrenamiento porque una de sus compañeras se siente mal?

Episodios como esos resultan comunes en las Olimpiadas Especiales, un movimiento deportivo en el que participan atletas con discapacidad intelectual, autismo, síndrome de Down y parálisis cerebral.

Surgido en Estados Unidos en la década de 1960, el programa llegó a República Dominicana en 1989 y desde entonces ha cosechado tal éxito que Elba Nicasio, directora ejecutiva de Olimpiadas Especiales República Dominicana, ha perdido la cuenta de las medallas que los atletas especiales han ganado para el país.

“Son muchas las medallas que tenemos”, afirma.

Las disciplinas en las que compiten los dominicanos incluyen boliche, natación, atletismo, baloncesto, fútbol, pesas, golf, nado en aguas abiertas, hockey sobre piso, triatlón y tenis.

Las Olimpiadas Especiales marcan la vida de quienes se involucran en el movimiento como directivos o voluntarios.

“Tú no sabes si llorar o reír”, dice Federico García-Godoy, odontólogo que se integró al programa invitado por un colega y que hoy funge como presidente de Olimpiadas Especiales República Dominicana y miembro de la directiva internacional.

García-Godoy y Elba Nicasio, directora ejecutiva de Olimpiadas Especiales República Dominicana, definen la experiencia de trabajar con personas especiales como un “virus”.

“Al que entra allí le da brega salir -expresa Nicasio-. Tú te enamoras de los muchachos porque aquí no hay malicia”.

Destaca la unión y solidaridad que se forja entre estos atletas. Aquellos que no pueden formar parte de la delegación que viaja a las competencias internacionales, dice por ejemplo, muestran tanto entusiasmo como si fueran ellos los seleccionados.

Organismo Olimpiadas Especiales Internacional cuenta con siete millones de atletas alrededor del mundo y realiza competencias mundiales de verano e invierno en las mismas instalaciones construidas para los Juegos Olímpicos.

En América Latina 20 países poseen programas regulares de atletas especiales y el número de deportistas en la región asciende a casi un millón.

De acuerdo con García-Godoy, el movimiento incluye todas las disciplinas de los Juegos Olímpicos, excepto beisbol “porque es de duro contacto”. En lugar de beisbol juegan softbol.

En 1989, a través de la Embajada de los Estados y con un aproximado de cien atletas, nació Olimpiadas Especiales República Dominicana, que organizó sus primeros Juegos Nacionales al año siguiente en San Cristóbal. El programa, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países, fue traspasado del Ministerio de Educación al de Deportes.

El proceso de Olimpíadas Especiales es más educativo que deportivo, asevera García-Godoy.

“Cuando esos muchachos hacen deporte están aprendiendo, y lo primero que están aprendiendo es la inclusión y la socialización”, prosigue.

Gracias a este programa, un niño o joven con síndrome de Down o con autismo, en lugar de quedarse encerrado en la casa, participa en entrenamientos en los que se encuentra con decenas de personas con condiciones especiales y este contacto marca una diferencia en su vida.

“Aunque no compitan -comenta Nicasio-, solamente integrarse, compartir, socializar con otros jóvenes iguales que ellos les cambia la vida”.

Los beneficios para los atletas y sus familias son varios. Los deportistas desarrollan una mejor condición física y destrezas motoras, mayor autoconfianza y autoestima, hacen nuevas amistades y obtienen mayor apoyo de su familia.

La familia, entretanto, se fortalece y recibe apoyo para manejar mejor a sus parientes con capacidades diferentes. Al entrenar a los niños y jóvenes, Olimpiadas Especiales también educa a sus familias, pues el proceso, a decir de García-Godoy, abre la mente de los padres.

Inclusión El impacto de la socialización en las personas con discapacidad intelectual, señala García-Godoy, fue lo que notó la hermana del presidente estadounidense John F. Kennedy, Eunice Kennedy Shriver, quien fundó este programa en la década de 1960.

Entonces Olimpiadas Especiales daba cabida sólo a personas con discapacidad intelectual, pero con el tiempo amplió su horizonte y comenzó a incluir a niños y jóvenes con condiciones que no entran dentro de esa definición como autismo y parálisis cerebral. No se enfoca en personas con discapacidad física o motriz; para estas existen los Juegos Paralímpicos.

Nicasio dice que el programa entrena a las personas con parálisis cerebral para que, por ejemplo, se volteen sin ayuda o golpeen (con adaptaciones) un balón de fútbol o una bola de boliche.

Para promover la inclusión se han desarrollado también equipos unificados en los cuales compiten por un mismo grupo atletas especiales y regulares.

“Esa interacción con esos otros muchachos -afirma al respecto García-Godoy- hace que ellos se sientan mucho más importantes todavía”.

Esta modalidad se pone en práctica en los equipos de fútbol y baloncesto.

Objetivo “Aquí no estamos buscando el número uno, porque lo más lindo que tiene el programa es que todos tienen la misma oportunidad”, dice Nicasio.

La elección de los atletas que participan en los mundiales se hace mediante sorteo entre aquellos que hayan obtenido oro en los Juegos Nacionales (los más recientes tuvieron lugar en agosto y de ahí saldrá la delegación que asistirá a los juegos mundiales de Los Ángeles en 2015).

El organismo recibe del Estado una asignación mensual de 40,000 pesos y utiliza las instalaciones del Centro Olímpico, mientras que los entrenamientos de boliche se realizan en Sebelen Bowling Center.

Fuera de eso, se sostiene gracias al trabajo de los voluntarios y de los familiares, sin los cuales, dicen sus directivos, sería virtualmente imposible sacar adelante el programa que cuenta con 400 atletas sólo en el Distrito Nacional. Con los subprogramas de Santiago, San Francisco, Mao, Salcedo y Azua la cifra asciende a 1,500.

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