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LAS SECUELAS DE UN CRIMEN ATROZ

Culminó la ronda de testigos del ministerio público en caso Emely

Marlon Martínez, principal imputado en el asesinato de la adolescente Emely Peguero, recuesta la cabeza en el hombro de su madre Marlin, quien figura en la acusación como cómplice del crimen.

Marlon Martínez, principal imputado en el asesinato de la adolescente Emely Peguero, recuesta la cabeza en el hombro de su madre Marlin, quien figura en la acusación como cómplice del crimen.

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Karen VásquezSan Francisco de Macorís

Una mirada fría y cabizbaja era perceptible entre los acusados de la muerte de la adolescente embarazada Emely Peguero, situación que era corroborada dentro del clima de “objeciones” y bajo la negativa del padrastro de Marlon a testificar, fueron los eslabones que se enlazaron en la continuación del juicio de fondo ayer con la declaración de los cinco testigos del Ministerio Público.

Entre el unísono de los pasos que circundaban el Segundo Tribunal Colegiado de este municipio de la provincia Duarte, el reloj señalaba justo las 10:15 de la mañana, en ese instante la rapidez de los imputados Marlin y Marlon Martínez, se apoderó de la sala y a continuación, tras una muchedumbre de militares que los custodiaban, entraron esposados.

La multitud expectante yacía en los banquillos marrones de la parte trasera de la sala de la corte, mientras los abogados tanto de la defensa como de la parte querellante se preparaban para tomar acción ante la situación.

Cuando el péndulo indicó que eran las 11:00 de la mañana, el primer testigo que subió a estrado en el juicio de fondo de este caso, José Luis Martínez, quien trabaja como lavador de autos, aseveró que Simón Bolívar Ureña (El Boli), llevó el auto gris marca “Suzuki” al lavadero donde labora y notó que del baúl se desprendía un olor a podrido y pudo percibir además una extraña humedad en su compartimiento.

En aquel instante y mientras este contaba su versión del relato, las objeciones por parte de la abogada Ingrid Hidalgo, representante legal de Marlin, no se hacían esperar, ya que consideraban que las preguntas realizadas no se correspondían con lo que estaba estipulado.

Posteriormente le llega el turno a la segunda testigo, con vista determinante y horizonte determinado se detiene en el asiento frente a una corte deseosa de encontrar respuestas a cientos de preguntas, Keila Margarita Santos toma asiento, tras escuchar las consecuencias de emitir falsedad, procede a declarar, en aquellas fracciones de segundos en que esta última empieza el relato, Marlin esquiva mirada y prefiere contemplar sus manos o cerrar sus ojos, quizás con el deseo de despertar de esa pesadilla sin evidente final.

La cámara de seguridad Al momento, Santos, quien reside en el condominio Don Luis I, donde se habría cometido el asesinato de la menor, declaró que observó el video de la cámara de seguridad de la vivienda que se ubica frente al complejo de apartamentos y, sin embargo, no pudo afirmar que la persona que aparecía en el contenido audiovisual era Marlon.

Indicó que ese martes 29 de noviembre, el día que observó la grabación, vio una persona que vestía una camisa amarilla oscura, pero que no podía establecer si se trataba del imputado Marlon Martínez. Manifestó que probablemente era él, ya que este último siempre se parqueaba fuera del espacio de estacionamiento del residencial.

Asimismo, ponderó tras un breve instante, que alegadamente Marlin le dijo a uno de los encargados que dijera que la Policía se llevó el video.

Eran ya las 11:30 minutos de la mañana, cae una llovizna, como si con esto se intentara “sofocar las llamas” de un juicio ardiente, fracción de tiempo en la que el padrastro de Marlon, Roberto Rafael Mejía Mojica, se reservó el testimonio, ya que tenía el derecho de no testificar debido a los lazos consanguíneos y sentimentales que mantiene con los imputados, Marlon y Marlín Martínez.

Procurador Unos minutos fueron suficientes para que el procurador de la corte de Santiago, José Guillermo Henríquez, quien en ese instante actuaba en calidad de testigo, describiera su participación en el proceso investigativo del caso.

Este dijo que en el momento del levantamiento se encontraba acompañado de Claudia Román y con miembros de la policía científica. Además, manifestó que cuestionaron él y su equipo al vigilante de la residencia donde alegadamente sucedió el homicidio de Emely y que fue también apresado y tras un análisis de su situación, fue dejado en libertad.

Tras el receso para el almuerzo, la sala nuevamente quedó enmudecida, contrario a los momentos que anteceden al juicio.

La sala volvió a estar abarrotada de personas a las 2:30, era evidente como el espacio cobraba otro matiz, probablemente uno aún más incierto, en este momento, el fiscal Benedicto Reynoso y el quinto testigo de la fiscalía hacen aparición, y atestiguó que requisó los vehículos que supuestamente tenían elementos probatorios del caso.

Los jueces, abogados, y el equipo de periodistas salieron hacia el estacionamiento del tribunal donde se encontraban los vehículos propiedad de Marlon, en las afueras, los residentes empezaron a vociferar a Marlin sobre su supuesta participación en el caso de Peguero.

A las 3:50 minutos y tras considerar tarde para la toma de conclusiones en torno al caso, los jueces Víctor Inoa, María de los Ángeles Concepción y Carminia Caminero, decidieron aplazar las conclusiones para el próximo miércoles, dejando a las partes convocadas.

Tras el juicio. Marlin Martínez es conducida hacia la cárcel Rafey Mujeres, de Santiago, tras culminar la audiencia de ayer en San Francisco de Macorís, donde se está celebrando el juicio de fondo por el asesinato de la adolescente Emely Peguero.

Audiencia. Marlon Martínez, principal acusado del crimen de su novia, se encamina hacia el banquillo.

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