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UNA METRÓPOLIS ENFERMA

Un mundo de angustias en asentamientos humanos del GSD

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Sergio Cid SolanoSanto Domingo

No hay dudas de que el Gran Santo Domingo ha tenido un desarrollo exponencial en materia inmobiliaria y demográfica en los últimos 10 años. Sin embargo, ese crecimiento no ha sido de manera organizada ni se ha dado bajo un reglamento de ordenamiento territorial.

El panorama de la metrópolis de República Dominicana deja en evidencia la falta de políticas públicas y privadas orientadas a un desarrollo sostenible con el medioambiente y un crecimiento programado que vaya de la mano con los servicios básicos, tal y como se establece en el “Informe nacional sobre vivienda y desarrollo urbano sostenible”, realizado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD).

Una población que crece a una tasa anual de 4.2%, según fuentes oficiales, presiona a las autoridades a crear las condiciones necesarias para que se dé una convivencia digna en un espacio que demanda cada vez más servicios.

Para el arquitecto y experto en urbanismo, Juan Mubarak, el crecimiento desordenado creado por la falta de ordenamiento territorial y políticas urbanas adecuadas afectan directamente lo socioeconómico, provocando la pérdida de valor del suelo, falta de agua, falta de drenaje sanitario, disminuyendo los niveles de felicidad del ciudadano, la cultura, así como el desenvolvimiento cotidiano de la vida.

“La mejor muestra de esto es el colapso del tránsito en el Distrito Nacional donde el flujo vial en horas pico constituye una gran pérdida económica”, refiere Mubarak.

El crecimiento desproporcional y la aceleración ocupacional del suelo generan dolorosas situaciones para quienes tienen que convivir en un territorio que no está preparado para tal desarrollo.

De acuerdo con el “Informe Nacional Sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible”, el crecimiento demográfico y espacial de las ciudades no ha estado acompañado de la creación de capacidades ni de la adecuada dotación de infraestructura de servicios públicos, espacios y equipamientos urbanos, como por ejemplo parques, infraestructuras, plantas de tratamiento de agua, manejo de desechos sólidos, adecuada gestión del tránsito, política de ordenamiento del territorio y normativa de uso del suelo que eviten la arrabalización.

Es por esto que en la mayoría de los barrios que crecen en la periferia de la ciudad, además de visualizarse construcciones de baja calidad sin la garantía de los servicios básicos como agua potable, recogida de basura, tendido eléctrico y desagüe cloacal adecuado, también se constata la inexistencia de espacios públicos que garanticen el desarrollo sano de sus habitantes.

Caminar por los principales sectores periféricos del Gran Santo Domingo ofrece el panorama desorganizado en el cual se han levantado miles de viviendas sin la más mínima planificación orientada al desarrollo inmobiliario responsable.

Para el experto Mubarak, el sector inmobiliario se ha manejado con reglas muy generales o muy específicas que no poseen una visión de ciudad. Asegura que sus actuaciones deben estar articuladas a contribuir y generar valor y calidad de vida.

Explica que el replanteamiento del desarrollo inmobiliario debe ir de la mano del concepto de “hacer ciudad” tanto en el desarrollo periférico como en la consolidación de los centros urbanos haciendo la ciudad más vivible: sus leyes, sus normativas y reglamentos, la manera de responder al medioambiente y su propia historia.

El citado informe revela de manera clara la ausencia de un plan de ordenamiento urbano en esta metrópolis, refiere que la carencia de esta política urbana integral ha propiciado que el desarrollo de las ciudades, en la generalidad de los casos, se haya dado de forma desordenada; que las unidades espaciales que las configuran tiendan a cambiar permanentemente sus respectivas vocaciones, por el descontrol existente en materia de ordenamiento territorial y uso de suelo.

Consultada por LISTÍN DIARIO, la directora ejecutiva de Ciudad Juan Bosch, Lena Ciccone, expone que el fenómeno de la urbanización acelerada es de gran preocupación en República Dominicana y muchos otros países de la región, debido a las consecuencias provocadas por una demanda aumentada de servicios públicos que no dan abasto para atender a los pobladores de estos nuevos asentamientos.

Asegura que bajo estas condiciones, hasta una buena planificación de desarrollo urbano podría presentar dificultades para satisfacer esta creciente demanda.

HACE FALTA VOLUNTAD El informe del MEPyD establece que a pesar de la cantidad de planes, estrategias, programas y proyectos que han sido realizados por los planificadores, en su gran mayoría no son suficientemente ponderados por las instancias superiores en las instituciones y organizaciones indicadas, por lo que las propuestas no se ejecutan.

4.2% CRECIMIENTO La población urbana del Gran Santo Domingo ha crecido desde el 1960 casi duplicándose su población cada década y lo ha hecho a un ritmo anual de 4.2 de acuerdo con datos oficiales.

MÁS La planificación del desarrollo urbano en el país se ha caracterizado por dos elementos básicos. Uno en que los gobiernos han centralizado las decisiones sobre los planes urbanos, con diseños a menudo carentes de una perspectiva de ciudades y otro donde la mayor parte de los proyectos de viviendas en la zona urbana son iniciativa del sector empresarial, muchas veces con deficiente aplicación de una regulación.

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