Cementerio
Miles recuerdan a sus madres fallecidas
Tradición. Juan Andújar fue ayer a limpiar la tumba de su madre, labor que hace todos los meses.
José Andújar se persigna ante el retrato de su madre, Ana Andújar de Suárez, antes de barrer su tumba y cambiarle las flores marchitas por unas llenas de vida; así como era su progenitora, a quien recuerda cada día.
Doña Ana falleció en Nueva York, hace 11 años, y era el alma de la familia, una mujer que sacrificó todo por ver a los suyos encaminados a un mejor porvenir; así la describe Andújar con voz entrecortada, como si cada palabra que dijera de ella le recordara aquel día que se enteró de su muerte.
“Cuando supe que mi mamá murió, en ese momento, para mí todo acabó”, dijo mientras barría la tumba y limpiaba el estante de cerámica donde se encontraba aquel rostro enmarcado de su madre.
Cada mes Juan visita la tumba de doña Ana, ubicada en el cementerio Cristo Redentor, para recordar aquellos tiempos en que ella compartía con sus familiares, aquí en la capital, de donde son todos oriundos.
“No es porque sea el Día de las Madres, no es así. Yo vengo cada mes a visitar a mamá. Ella dedicó toda su vida para formarnos. Ella era una mujer con mucha vida, muy familiar y, no es porque haya sido mi madre, pero la verdad es que mujeres como ella no creo que haya en este mundo”, asegura Juan con nostalgia.
Recordaron madres Miles de personas acudieron ayer con ramos de flores y velones a los cementerios Puerta del Cielo, Máximo Gómez y Cristo Redentor para, como de costumbre, conmemorar el Día de las Madres.
Vendedores de velones y flores coincidieron en que las ventas fueron bajas. Sin embargo, periodistas del LISTÍN DIARIO pudieron constatar un gran flujo de personas que se acercaban a esos comerciantes para comprarles.
Desde tempranas horas de la mañana las vías de acceso a los principales camposantos lucían congestionadas, mientras que en el interior se observaban personas colocando flores, velones y limpiando las tumbas.
¿Por qué se conmemora? Según registra la historia, las celebraciones se iniciaron en la antigua Grecia, con las festividades en honor a Rhea, la madre de Júpiter, Neptuno y Plutón, según la mitología.
Recogiendo la tradición helena, los romanos bautizaron esta celebración como la Hilaria, fechada su fiesta el 15 de marzo, día señalado para arrancar tres jornadas de ofrecimientos en el templo de Cibeles. No obstante, con la llegada del Cristianismo, la celebración se transformó en una fiesta en honor a la Madre de Dios, esto es, a la Virgen María, madre de Jesús.
En el siglo XVII, empezó a celebrarse un día (el cuarto domingo de Pascua) dedicado a honrar con flores y otras ofrendas a la Iglesia en la que cada uno había sido bautizado, la “Iglesia Madre”. Un antecedente de lo que, hacia el año 1600, fue adquiriendo un significado más cercano al actual Día de la Madre.
En esas fechas empezaron a festejarse el denominado Domingo de las Madres, en la que los niños concurrían a misa y regresaban a sus hogares con regalos para sus progenitoras. Además, como muchas personas servían a acaudalados señores, muchas veces lejos de sus hogares, el día era no laborable pero pagado.
