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SERIE ESPECIAL (1)

Una lucha tenaz para vencer los síndromes

Participación. La integración de los padres en el proceso de intervención de sus hijos es vital para garantizar el éxito de las terapias. El objetivo es que luego puedan aplicar esas dinámicas en sus hogares.

Participación. La integración de los padres en el proceso de intervención de sus hijos es vital para garantizar el éxito de las terapias. El objetivo es que luego puedan aplicar esas dinámicas en sus hogares.

No la amilanó un torrencial aguacero en las primeras horas de la mañana del pasado martes. María Morales, con su hijo Pedro de siete años de la mano, tomó como de costumbre un motoconcho, luego un carro del transporte público, y finalmente, un autobús para llegar puntualmente a la terapia de su pequeño al Centro de Atención Integral para la Discapacidad (CAID).

Ella se traslada desde la avenida Isabel Aguiar, próximo a la bomba del kilómetro 12 de Haina, al CAID ubicado en la avenida Luperón de la capital, donde su hijo con síndrome de Down recibe asistencia desde hace tres años.

“Si en realidad yo quiero mejoría para mi hijo tengo que esforzarme”, expresa la madre de 47 años, quien recuerda que al principio le fue muy mal porque tocó puertas y se cerraban.

Morales acudía antes a una ONG donde le cobraban 800 pesos por cada terapia para su hijo, pero cuenta que cuando debía comprar pañales desechables o la leche para Pedro, no podía “darse el lujo” de pagar por ese servicio.

Pedro no hablaba, siempre estaba aislado en un rincón, gritaba mucho por todo y se tapaba constantemente los oídos. Ahora ya comparte con otros niños, se alimenta mejor y su madre asegura que es un niño educado que escucha cuando lo corrigen.

El CAID es el programa de mayor impacto social que ejecuta el Despacho de la Primera Dama, Cándida Montilla de Medina, dedicado a la evaluación, diagnóstico y la rehabilitación de niños y niñas de cero a diez años con trastornos del espectro autista (TEA), parálisis cerebral infantil (PCI) y síndrome de Down.

En los tres centros habilitados en Santo Domingo, Santiago y San Juan de la Maguana –dos más serán construidos en Santo Domingo Este y San Pedro de Macorísse ofrecen 19 servicios con avanzada tecnología y novedosos recursos que permiten una intervención multidisciplinaria, con la finalidad de potencializar y desarrollar al máximo las habilidades cognitivas, socioemocionales, adaptativas, psicomotoras y comunicativas de los infantes con habilidades especiales.

Un equipo de LISTÍN DIARIO tuvo la oportunidad de conocer el funcionamiento del CAID durante visitas a sus centros, donde desde la puesta en funcionamiento del primero, el 30 de noviembre de 2013, se han ofrecido 117,805 intervenciones en los últimos cuatro años, solo en el que funciona en Santo Domingo Oeste.

“Difícil, no... dificilísimo”, expresa Morales sobre las dificultades que vivió con Pedro antes de poder acceder a los servicios que recibe ahora su hijo en el CAID de la capital.

“Si yo cedo un paso, la mejoría que ha tenido mi hijo puede echar para atrás”, dice la dama sobre la determinación que la lleva a no bajar la guardia nunca, pese a los inconvenientes que conlleva ser madre soltera de un niño especial.

“Fernando es lo primero” A escasos metros, en un salón contiguo, Félix Antonio González no oculta su satisfacción al ver que su hijo Fernando, un niño de 10 años con Trastorno del Espectro Autista (TEA), ya logra asociar una serie de recuadros con el número correspondiente.

Acudió temprano al CAID, donde participa en las dinámicas psicopedagógicas que la terapeuta Claudia González Mateo asigna a Fernando para que mejore su aprendizaje.

Era algo inimaginable para un niño que cuando llegó al CAID hace cuatro años ni siquiera podía controlar los esfínteres y apenas hablaba.

“Es un golpe fuerte cuando te dan la noticia de que tienes un hijo con esa condición, sientes que el mundo se te cae encima”, expresa González sobre esa primera etapa que le provocaba una angustia constante.

Inicialmente llevó a Fernando al programa de una universidad privada donde recibió la primera mano amiga, pero era pasajero.

Cuando le diagnosticaron la condición de autismo severo a su hijo no había ningún centro público con las características del CAID. Recorrió varios centros hasta que llegó al primer CAID que recién había abierto el Despacho de la Primera Dama en Santo Domingo Oeste, donde su hijo fue uno de los primeros en ingresar como parte de un plan piloto.

González es empleado privado, pero en su trabajo planteó la necesidad de estar presente en las terapias de su vástago, a lo que su jefe accedió. “Fernando es lo primero”, expresa sobre su hijo, a quien define como un niño tranquilo, aficionado a los equipos electrónicos y que disfruta observar los programas de panel en la televisión.

El CAID ofrece a los niños con las condiciones que maneja servicios de evaluación médica y diagnóstico, servicio social, atención temprana, pediatría, odontología, psiquiatría, fisiatría, nutrición y apoyo psicopedagógico.

Utiliza novedosos métodos como Salón Multisensorial para trabajar las sensaciones, percepciones y los sentidos; Salón Tecnológico con equipos computarizados especializados para los diferentes tipos de discapacidad, y la Hidroterapia como recurso terapéutico, lo que permite a los niños realizar en el agua lo que no pueden hacer en tierra.

“MI HIJO TIENE UNA SONRISA PARA CADA PRUEBA”

“Mi hijo tiene una sonrisa para cada prueba, y eso me ha ayudado a superarlo”, expresa Luisana Reynoso Zayas, de 32 años, quien se traslada una vez a la semana desde San Cristóbal al CAID de Santo Domingo para que su hijo de cinco años reciba terapia por una parálisis cerebral. “Fue duro, fue difícil, no trabajo, soy madre soltera, y enterarme de un diagnóstico que no esperaba fue bastante dramático”, recuerda la joven madre sobre los gastos en que incurrió solo para conocer la condición de su hijo, lo que fue posible por el apoyo de sus padres.

Ella y su familia todavía incurren en considerables gastos, pese al alivio que ha significado tenerlo ahora en el CAID, pues solo en los medicamentos para sus diversas condiciones gastan cerca de 28,000 pesos cada 19 días. Su niño está recién operado de los pies y está a la espera de otras dos cirugías, además de que ha sido sometido a otras por adenoides y para reducir los cornetes nasales porque no le estaba llegando oxígeno al cerebro.

“Dios me ha ayudado a sobrellevar esta lucha”, expresa Reynoso Zayas, quien asegura que Adán es un niño alegre y lleno de amor para dar a los demás.

Ella, al igual que Morales, toma una motocicleta, un autobús expreso y un carro de concho para llegar al centro con su hijo desde San Cristóbal, pero asegura que vale la pena por el progreso que ha experimentado Adán en el CAID, aunque anhela que pueda tener más días de terapias.

La actitud de Morales, González y Reynoso es la clase de determinación que mantiene admirados a dirigentes, terapeutas y personal de apoyo de los tres centros CAID que brindan asistencia mayormente a personas de limitados recursos económicos.

Asisten a personas de escasos recursos

Moisés Taveras, director del CAID de Santo Domingo Oeste, dijo que 72% de la población que asiste al centro es de clase media baja, baja o está en pobreza extrema.

El psiquiatra precisó que uno de los grandes logros del CAID ha sido asistir a personas con la doble condición de discapacidad y vulnerabilidad social y económica de sus familias.

Destacó el acuerdo logrado con el Seguro Nacional de Salud (Senasa) para que los usuarios del CAID reciban todo el tratamiento gratuito a través del régimen subsidiado y cualquier otro servicio médico a escala nacional, lo que incluye también a sus padres y hermanos.

Taveras admitió que el tiempo de espera para ingresar es prolongado por la elevada demanda de servicios, pero nunca está asociado a la resistencia del CAID a brindar el servicio.

“Aquí no hay límites para nada, pero la realidad es que al tener un centro de esta calidad, con un nivel de accesibilidad tan grande como el que tenemos, se ha generado una sobredemanda, que ni siquiera nosotros sabíamos que sería tan intensa”, indicó.

Reveló que el CAID de la capital hasta el pasado 30 de septiembre había inscrito alrededor de 2,200 usuarios, cuando tiene capacidad para unos 300, lo que a su juicio habla muy bien de la calidad del centro y de las respuestas que están brindando a la población.

Explicó que, sin sacrificar la calidad de los servicios, han realizado una reingeniería en el centro para suplir esa sobredemanda y brindar mayor cobertura a la población.

Dijo que cuentan actualmente con dos autobuses para brindar transporte gratuito desde diferentes puntos de encuentro de la ciudad a los usuarios, adaptados por el departamento de Fisiatría del CAID.

Elogió el sentido de compromiso de los padres que acuden al centro con sus hijos venciendo múltiples barreras, a tal punto que ya establecieron una línea de motoconcho para lugares de difícil acceso y otros poseen páginas de whatsapp para intercambiar informaciones y consejos.

Taveras precisó que las escasas deserciones son de familias que han emigrado fuera del país.

El CAID brinda a sus usuarios terapias del habla y lenguaje, familiar, física, ocupacional e intervención grupal, además de complementarias con el uso de cuatro facetas del arte: teatro, pintura, danza y música, las cuales les permiten aumentar su autoestima y mejorar sus destrezas físico- motoras mientras se divierten.

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