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Muere el padre Silva a la edad de 88 años

1963. VOZ ACTIVA EN LOS MÍTINES DE REAFIRMACIÓN CRISTIANA CONTRA BOSCH

Hace siete años y 9 días hoy desde que el padre Rafael Isidro Marcial Silva recordó a Listín Diario un evento desgraciado que cargó como estorbo persecutor durante 54 años: El golpe de Estado que derrocó al gobierno legítimo del profesor Juan Bosch, en 1963, un suceso que lo vincula como figura clave de este trastorno histórico a la naciente democracia dominicana.

Ayer, ese incómodo lastre y peso de culpa se desvaneció, marcando así el final sobre él de una perturbación de conciencia: El padre Silva ha muerto.

Falleció a la edad de 88 años, víctima de un accidente vascular cerebral agudo, en el Hospital General de la Plaza de la Salud. Fue ingresado allí el domingo 24 de septiembre, un día antes del 54 aniversario del golpe a Bosch.

El registro histórico y parte de la generación viviente de la época relacionan al padre Silva con los mítines de “reafirmación cristiana”, auspiciados por un sector conservador de la iglesia católica, cuyos actos sirvieron de preámbulo a la conjura golpista contra el gobierno constitucional de Bosch, el 25 de septiembre de 1963.

Se habrá llevado muchas confidencias dentro de su féretro, llegada su muerte por una enfermedad pulmonar obstructiva crónica severa, hipertensión arterial pulmonar y cardiopatía mixta dilatada, según un parte médico. Oriundo de Salcedo, el padre Silva nació el 18 de mayo del año 1929.

Fue uno de los principales protagonistas de las manifestaciones de “reafirmación cristiana” que desarrolló la iglesia católica en 1963, como preámbulo para el derrocamiento de Bosch.

De todo cuanto ha sido acusado como actor clave en la conspiración para derrocar al gobierno de Bosch y vulnerar la legitimidad institucional establecida en 1963, nacidas del sufragio universal, el padre Silva ya no podrá apelar a una autodefensa que casi peleó en solitario durante más de medio siglo. El padre Silva fue una voz constante y de mucho peso en aquellos mítines de reafirmación cristiana. Se destacó por una militancia activa, igual que el padre Láutico García, que protagonizó el primer debate de televisión con Juan Bosch durante la campaña electoral de 1963. Hasta su último suspiro de vida, se defendió de la acusación de conspirador, y esto se lo dijo, con un reflejo de convencimiento, a Listín Diario, el miércoles 22 de septiembre. “Es como una persecución que no cesa, no pasa inadvertida ningún año, y siento que cada mes de septiembre me convierto en la víctima por esa desafortunada conspiración”, dijo.

Se pronunció así para salir al frente a nuevas revelaciones sobre su participación en el complot golpista, publicadas en el libro “La democracia revolucionaria”, de René Fortunato, puesto a circular por el Senado de la República.

“Yo no soy golpista, nunca he sido golpista, no participé en nada que tuviera que ver con el golpe de Estado contra Juan Bosch en 1963. Llevo 47 años oyendo la misma acusación, soportando la misma mentira y sufriendo por la misma calumnia...”, agregó.

Según René Fortunato, el presidente Bosch, durante un discurso pronunciado desde el Palacio Nacional, acusó públicamente de conspirador al padre Marcial Silva y a un grupo de sacerdotes jesuitas que desarrollaban su labor pastoral en la Línea Noroeste a principios de los años sesenta.

Todo esto fue, para él, como cargar una cruz pesada y eterna por su protagonismo en aquellos eventos conspirativos, y de personaje visible en la mayoría de los actos de masas usados como propaganda para justificar el golpe contra el gobierno de Bosch.

Esos mítines fueron celebrados en todo el ámbito nacional durante los meses de julio y agosto de 1963, en el apogeo de la guerra fría, bajo la consigna “Democracia sí, comunismo no“.

El más enardecido de esos mítines de reafirmación cristiana fue celebrado el 20 de septiembre 1963 en el Parque Independencia. Fue en ese evento que se difundió un discurso pregrabado de Marcial Silva, aunque este alega que fue sin su autorización.

En la entrevista concedida en 2010 a este diario, el padre Marcial Silva declaró: “Bosch me canceló, pero no por golpista ni conspirador, sino por chismes y mentiras que le contaban, porque para participar en un golpe de Estado uno tenía que ser representante de Estados Unidos, que patrocinaba los golpes en América Latina, o un jefe militar de poder en las Fuerzas Armadas y con influencia en la clase gobernante, y yo no era nada de eso”.

El padre Silva era capellán de la Fuerza Aérea Dominicana durante la conspiración golpista. Pese a todo cuanto sobre él ha sido escrito y acusado, en vida dijo no sentirse culpable de nada, “porque solo defendí los principios de la fe cristiana, y la iglesia nunca conspiró para que se diera ese golpe de Estado que significó un retroceso de muchos años para el desarrollo y el progreso”.

(+) LA QUEJA PERMANENTE CUANDO LLEGABA FECHA UN TORMENTO ETERNO “Yo era un simple sacerdote de la iglesia católica, y eso he sido siempre, sólo un sacerdote”, confesó a Listín, e insistía en que nunca participó en el derrocamiento de Bosch.

“Yo nunca fui golpista, ni la iglesia católica quería golpe de Estado, yo reconozco las bondades de don Juan, que fue un hombre muy honesto, que no robó ni mató, y quizá por eso lo tumbaron, porque no quiso hacer lo que hicieron otros que gobernaron esos años antes que él”, señalaba.

El padre Marcial Silva se mantuvo alejado del mundo social y político desde hace casi 40 años.

Como una queja permanente decúa que cada vez que se acercaba el 25 de septiembre siempre oía de nuevo las acusaciones y los reproches por “algo que nunca pasó por mi mente, algo tan traumático y que causó tantas muertes y sufrimientos”.

El padre Silva fue director fundador del colegio Arroyo Hondo, desde el año 1972. Se ordenó como sacerdote en 1955, un año después de la firma del Concordato.

Luctuosa. El padre Rafael Marcial Silva, izquierda, falleció ayer, víctima de un accidente vascular cerebral agudo, en el Hospital General de la Plaza de la Salud. Fue ingresado allí el domingo 24 de septiembre, un día antes del 54 aniversario del golpe de Estado a Juan Bosch.

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