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Un mes y 25 días

Médico vive dentro de automóvil frente a edificio judicial

Con carro y ajuares. Para reclamar justicia, la médico Milanecia Romero Arias se propuso una forma de reclamo muy personal, mudándose en su vehículo frente a la Procuraduría y la Suprema Corte de Justicia.

Con carro y ajuares. Para reclamar justicia, la médico Milanecia Romero Arias se propuso una forma de reclamo muy personal, mudándose en su vehículo frente a la Procuraduría y la Suprema Corte de Justicia.

La médico Milanecia Romero Arias llegó ayer a un mes y 25 días viviendo en un carro que ha estacionado frente al edificio de la Suprema Corte de Justicia y a la Procuraduría, en protesta por la violencia de la que, afirma, ha sido víctima en el sistema judicial.

En el vehículo se asea cuando el momento se lo permite, temprano en la mañana y de noche, porque está a la vista de todos.

Duerme en el carro, donde tiene todos sus ajuares. Encima del vehículo hay una mesa de hierro y una colcha. Dentro, sus ropas, carteras, cubetas, cuadros y otros ajuares. Se alimenta de lo que le llevan militares y policías de servicio en el área. Allí lava la ropa y las tiende en unas matitas en un área verde. Cuando llueve, sale corriendo a meterse en el carro.

Mostrando sus credenciales Vestida con un pantalón corto, rosado y estampado con flores, y una blusa sin mangas, muestra su diploma de doctora en Medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), del año 2000, su foto de graduación, y los documentos sobre los procesos judiciales que ha emprendido.

El vehículo, marca Nissan Sunny, placa A511654, está estacionado en la avenida Jimenes Moya, entre las calles Juan de Dios Ventura Simó y Rafael Damirón, un espacio que ha estado bloqueado con mallas metálicas desde hace varias semanas por los incidentes ocurridos, cuando integrantes de la Marcha Verde fueron a reclamar por el fin de la impunidad en el caso de los sobornos de Odebrecht.

Ella protesta porque entiende que no se ha hecho justicia en los procesos que ha emprendido ante los tribunales. “Yo he andado todo el sistema judicial, el cual está corrupto”, consideró.

Narró que el 31 de marzo de 2012 fue víctima de un atraco, en el que le quitaron 10,000 dólares que había retirado de un banco, de los ahorros que trajo de Estados Unidos, donde trabajó desde el 2006 en labores domésticas.

Acusa del hecho a un plomero que le habían recomendado unos haitianos que tenía realizando algunos trabajos en su vivienda, en Los Girasoles, del Distrito Nacional y que, según ella, también fueron cómplices del robo.

Un plomero abusador

Manifestó que posteriormente el plomero le propinó varios golpes, porque le reclamó que le buscara el dinero que le había sustraído.

Sostuvo que el hombre fue sometido a la justicia y duró una semana preso, pero luego lo dejaron libre porque ella llegó tarde a la audiencia, porque no estaba bien de salud.

Expresa que, tras mejorarse, se reintegró a trabajos de construcción en un solar que le costó RD$200,000.

Precisó que después, el 22 de diciembre de 2013, le tiraron un carro encima y duró más de un año sin poder caminar. Antes, dijo, le mandaron a robar el tanque de gas del vehículo, el 24 de septiembre del 2012. Y en represalia, también, mandaron a romper los cristales de su vehículo.

Asimismo, la mandaron a violar sexualmente. “El que me iba a violar me decía que a él lo mandaron a violarme, a darme un tiro... ese me dio golpes, me arrancó todo el pelo... me dio golpes en una pierna”, expresó.

(+) DEFENSORA DEL PUEBLO LA PROTEGE Romero Arias indicó que en marzo del 2016 visitó a la Defensora del Pueblo, Zoila Martínez Guante, y que ha sido la única persona que la ha protegido, porque a través de ella pudo recuperar algo del dinero que le robaron.

“Después caigo donde la Defensora del Pueblo y a ella esto la consterna bastante porque ha visto que todo ha sido mucho abuso y me hicieron un pequeño pago de mi dinero”, informó.

Precisó que se le hizo un pago a principio del 2016, cuyo monto se rehusó precisar por razones de seguridad. Con eso compró un carro, del año 2001 y vendió el que tenía.

Habló con propiedad de su caso. Dijo los nombres de los abogados que la han representado y los teléfonos, los cuales sabe de memoria, al igual que los nombres de todas las fiscales que, según afirma, no la han ayudado.

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