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DELINCUENCIA

Asaltantes azotan sectores de la Cayetano Germosén

ESTA ZONA, QUE BORDEA EL MIRADOR SUR, ES UN RETO PARA LAS AUTORIDADES

Temor. Los vecinos seguirán sucumbiendo bajo el temor, desconfianza y duda, mientras la juventud dominicana, seguirá considerando que su futuro estará mejor en tierras extranjeras.

Temor. Los vecinos seguirán sucumbiendo bajo el temor, desconfianza y duda, mientras la juventud dominicana, seguirá considerando que su futuro estará mejor en tierras extranjeras.

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Arlene Reyes Sánchez / Especial para Listín DiarioSanto Domingo

Eran las 8:45 de la noche cuando “Ana” salía de su casa con su amiga “Rosa” (nombres retocados por la confidencialidad de la información), ubicada en el sector Jardines del Sur, justo en la avenida Cayetano Germosén del Mirador Sur de Santo Domingo, se dirigían a un restaurante en el vientre de la zona de Atala.

Ana y Rosa iban a cenar, pero al llegar a la calle tercera, parquean el auto próximo a la esquina, pues el frente del espacio gastronómico estaba repleto de vehículos. Cuando caminaban hasta el centro para comensales, se acercó un hombre en una motocicleta, vestido con pantalones cortos, gorra color crema y t‘shirt.

-Me podría decir dónde está el Destacamento –dijo el hombre en motocicleta.

Rosa, pretenciosa de que aún vivimos en los 80, se acerca.

-Mire usted dobla hacia la derecha, continúa derecho y ahí está –contesta Rosa.

-Anjá, y yo tengo este puñal si no me dan todo lo que tienen”, dijo el evidente atracador blandiendo contra su vientre un arma intimidante.

“Era inevitable sentir algo diferente a rabia, a indignación, a vergüenza; las ganas increíbles de pensar en que en cualquier lugar se estaría mejor que en República Dominicana, eran indiscutibles. Los atracos, los robos; la delincuencia en general nos corroe. Yo gritaba: ¡Auxilio! Pero nadie salía, al parecer nadie escuchaba. Ahora sí desde que él huyó salieron dos señoras despavoridas”, confiesa Ana.

Las víctimas relatan que el asaltante tenía un puñal de 15 pulgadas.

“Nada pudimos hacer. Solo rendirnos. Rosa pasó su monedero y el atracador salió huyendo a alta velocidad”, manifestó “Ana”.

Al terminar el momento de incertidumbre, las jóvenes se dirigieron al Destacamento del “Plan Piloto”, en el sector Honduras, para denunciar lo ocurrido y poder sacar los documentos de Rosa, nueva vez.

Un policía de servicio las recibe y pidiéndoles entrar a una oficina descuidada, empieza a anotar los detalles en un cuaderno, que destacan, a simple vista, que es el mismo método desde la fundación del destacamento.

Luego les dicen que no es posible pasar todo el texto en digital, pues “la computadora tiene clave y el comando no se la sabe, que vuelvan mañana”.

“Al día siguiente, vuelvo al Plan Piloto y me dicen que no se pueden imprimir “los papeles” porque la impresora se quemó. Que vaya al destacamento 9, y al llegar a esa estación policial, duré una hora esperando que llegue el general porque solo él puede resolverme. ¡Qué decepcionante! Así funciona la autoridad en este país, con atracadores en las esquinas y destacamentos sin impresoras”, expresó Rosa.

Tratar de abordar estos casos de atracos y robos en la zona resulta complicado y cuando se intentó buscar declaraciones de los residentes del entorno, muchos mostraron temor, a tal grado que algunos manifestaron no haber reportado los atracos, según estos porque aquí no hay armadura para la justicia.

“Me atracaron hace un mes. Hice todo el proceso para buscar mis documentos, pero cuando fui al destacamento solo me tomaron datos básicos, no me mostraron fotos de fichados ni tampoco anotaron características descriptivas de mi atracador”, comparte Luisa, de la manzana III del Residencial José Contreras, en la misma Cayetano Germosén.

Al preguntarle a ‘Máximo’, vendedor informal del sector El Portal, respondió: “Mi querida estamos viviendo unos tiempos difíciles, aquí el gobierno prefiere construir un teleférico, cuando lo que se debe es crear cárceles o proyectos reformatorios porque nuestros barrios están contaminados de malhechores y delincuentes”, aseguró.

“Una hermana salía de la misa a las siete de la noche, de esas tardes oscuras, que raras veces, visitan el Caribe y fue atracada por una banda que ha sido denunciada varias veces, y ves el patrullaje que sube y baja uno o dos días a diferentes horas, luego todo vuelve a la normalidad, y peor: aumenta el número de atracos”, manifiesta Yolanda, creyente asidua a la Iglesia Católica San Ignacio de Loyola.

¿Qué desarrollo social, político, económico y cultural puede tener un país con notables deficiencias en su sistema de seguridad ciudadana? No es el desarme de la sociedad la solución a esta problemática. Los diarios de República Dominicana registran noticias sobre cadáveres humanos, que han sido encontrados en esta zona, de quienes no tienen un nombre “importante” en la nación, y nada pasa.

El oleaje de atracos cuestiona a los líderes sociales, económicos y gubernamentales que suelen acudir a razones externas para justificar los fracasos de sus estrategias políticas y de desarrollo.

Lo cierto es que la avenida Cayetano Germosén del Mirador Sur es un sector ignorado. No se visualizan proyectos comunitarios para su cuidado. Una calle larga en extensión que no goza de iluminación.

“Da terror transitar de noche por esta avenida. Sin dudas, Dios es quien vela por nosotros en esta zona”, asegura Josefina, de la junta de vecinos de la calle Las Marías.

Queda evidenciado que esta zona geográfica que bordea todo el Mirador Sur sigue siendo un reto para las autoridades dominicanas. Lo ideal ahora sería constatar si los lugareños seguirán sucumbidos en el temor, la desconfianza, la duda; y peor aún si la juventud dominicana, que promete; que estudia y que trabaja seguirá considerando que su futuro estará mejor en tierras extranjeras.

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