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ARTÍCULO

Mujeres de cine

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Ángel Alonso DolzAsturias, España

El cine se ha desarrollado con la presencia de la mujer en las más diversas facetas, que incluyen tanto la realización como la actuación y el cúmulo de especialidades tanto técnicas como artísticas que confluyen en el llamado Séptimo Arte. Sin embargo, es en el perfil de dirección donde menos se revela la presencia femenina.

Cuando se hace referencia a la realización, son nombres masculinos los que saltan a la vista, en tanto si se menciona a una mujer lo común es identificarla como actriz. Lo que muchos desconocen es que el primer filme de ficción que se conoce fue dirigido por una francesa, contemporánea de los célebres Hermanos Lumiére en el París de finales del siglo XIX.

La historia Sería muy justo considerar que no pocas mujeres han transitado por la Historia del Cine como directoras, a partir de Alice Guy Blaché (1873-1968) quien presentó a los espectadores parisienses en 1896 su ópera prima “La fée aux choux” (“El Hada de las Coles®). Esta pionera vio nacer el cinematógrafo y a ella se le atribuye la realización y/o producción de cerca de un millar de cintas de variado metraje entre documentales y ficción, hasta la segunda década del siglo pasado. Los historiadores prefirieron olvidarla y hoy día es una desconocida en el ámbito del Cine, aún cuando tuvo en su haber la realización de un par de decenas de largometrajes. De su amplio desarrollo apenas sobreviven en la actualidad poco más de 300 filmes.

A partir de Guy Blaché, mujeres emprendedoras y talentosas han combatido a los dragones para llevar a la pantalla su creatividad. Entre éstas se destaca un conjunto de cineastas argentinas, que a pesar de tabúes y machismos se posicionaron por encima de los prejuicios a partir de quien fue la primera directora de cine en Argentina: Emilia Saleny, pionera en nuestro continente en la etapa del cine silente. De ella apenas sobrevive una de sus cintas: “El pañuelo de Clarita” (1918) que pareció abrir paso a una secuela de mujeres realizadoras en su país y sin embargo no pasó de apenas 10 filmes dirigidos por mujeres desde los tiempos de Saleny hasta 1980.

Los anales del cine de la República Argentina atesoran firmas de cineastas como Vlasta Lah, Lita Stantic, Mabel Itzcovich, Narcisa Hirsch, Marie Louise Alemann y Eva Landeck... que dieron paso a figuras que surgen del llamado “Nuevo Cine Latinoamericano” como Albertina Carri, Ana Katz, Celina Murga, Vera Fogwill, Natalia Smirnoff, Lucía Puenzo, Clarisa Navas y varias más, entre las que es imprescindible mencionar a una de enorme relevancia, María Luisa Bemberg, un paradigma como realizadora de vanguardia.

La célebre argentina María Luisa Bemberg (1922-1995) fue una feminista rebelde que debutó en 1980 con “Momentos”; dos años después llevó a la pantalla “Señora de Nadie” y es en 1984 cuando se consagra como directora en la coproducción argentino-española “Camila” (1984) que resultó un gran éxito de taquilla, además de nominada en la categoría de Oscar a la mejor película de habla no inglesa de ese año.

La defensa a ultranza de la mujer por Bemberg, se genera a partir de su desarrollo personal en el panorama de familias sometidas a cánones patriarcales en el núcleo de la élite social rioplatense. Lejos de asimilarse a su contexto personal, ella se rebela con sarcasmo y acomete sin tibieza temas controvertidos como la religión, el adulterio y las clases sociales.

Enfocó su quehacer cinematográfico en la problemática de la mujer en la sociedad argentina de su tiempo; por mencionar algunos ejemplos tenemos cintas como “Señora de Nadie” (1982), Miss Mary” (1986) y “De eso no se habla” (1993). El cine de esta realizadora es transgresor, se enfrenta a los conceptos establecidos donde la mujer es un objeto de deseo, una cosa, no un ser humano con personalidad propia, y los combate.

DETALLES Los personajes femeninos en sus filmes están dominados por un afán, una pasión que se deborda por encima de la razón; en “Camila” la protagonista desafía a la sociedad y se enfrenta a un amor prohibido, en “Yo la peor de todas”, el personaje de Sor Juana Inés de la Cruz intenta por todos los medios expresarse con la libertad que la Iglesia le impide.

El “leit motiv” en la filmografía de Bemberg es la revolución del alma femenina; en sus cintas nada queda fuera de su control y por encima de narrar historias de mujeres, se concentra en reflejar la esencia del universo femenino, en proponer la ruptura con ese mundo prisionero de complejos en el que se ubica y sugerir caminos atrevidos, sin límites.

Ante el estreno de “Momentos” en 1980, María Luisa comentó que si la cinta no era bien recibida por los espectadores siempre se diría que las mujeres no saben hacer cine.

La realidad fue otra.

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