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Puesta en escena de obra inspirada en teatro absurdo

Escena. La pieza fue interpretada por Omar Ramírez, Patricio León, Pepe Sierra, Noel Ventura y Josué Hirujo con la dirección escénica de Manuel Chapuseaux.

Escena. La pieza fue interpretada por Omar Ramírez, Patricio León, Pepe Sierra, Noel Ventura y Josué Hirujo con la dirección escénica de Manuel Chapuseaux.

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Carlos Rojas | Especial para el Listín DiarioSanto Domingo

La historia comienza con Samuel Beckett, el escritor más influyente del absurdo del siglo 20. Un adelantado a la época. Tal vez la propia historia de Beckett fuera la mejor de sus dramaturgias.

Novelista y dramaturgo irlandés, Samuel Beckett estudió en la Portora Royal School, una escuela protestante de clase media en el norte de Irlanda, y luego ingresó en el Trinity College de Dublín, donde obtuvo la licenciatura en lenguas romámicas y posteriormente el doctorado.

Trabajó también como profesor en París, donde escribió un ensayo crítico sobre Marcel Proust y conoció a su compatriota James Joyce, del cual fue traductor y, a quien pronto le unió una fuerte amistad.

Beckett murió a los 83 años. Su ruptura con las técnicas tradicionales dramáticas y la nueva estética que proponía le acercaban al rumano Eugene Ionesco, y suscitó la etiqueta de “anti-teatro” o “teatro del absurdo”. En el año 1969 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.

Un ingrediente adicional sobre Beckett. Se considera en general que su obra maestra es Esperando a Godot (1953).

La pieza se desarrolla en una carretera rural, sin más presencia que la de un árbol y dos vagabundos, Vladimir y Estragón, que esperan, un día tras otro, a un tal Godot, con quien al parecer han concertado una cita, sin que se sepa el motivo. Durante la espera dialogan interminablemente acerca de múltiples cuestiones, y divagan de una a otra, con deficientes niveles de comunicación. Así que finalmente tenemos entre nosotros una de las obras más importante del absurdo.

“Esperando a Godot”, dirigida por Manuel Chapuseaux y producida por Patricio León, fue una experiencia dialéctica reformulada para el espectador actual. Hubo con este montaje, esa viva correlación con un público y dentro de él, con cada espectador.

La puesta, pues, llena del planteamiento paradójico que obliga al espectador a cerrar, con su juicio, el final de esta pieza.

Desde la composición espacial pasando por la ubicación de los elementos escénicos que la conformaron, al técnico desempeño actoral de Pepe Sierra y Patricio León.

Ellos lucieron excepcionales por saber apelar y emplear cabalmente su dilatada sabiduría histriónica en función del reto compositivo para este reto; acompañados por la eficacia del manejo en sus respectivos papeles asumidos con entrega y fuerza por parte de Omar Ramírez, Noel Ventura y Josué Hirujo.

ASPECTOS TÉCNICOS COMENTARIOS. El asunto de la relación interhumana con la esperanza, la conjunción de solidaridad ante lo ominoso existencial se tradujo en un mensaje lleno de optimismo. La traducción de ello fue ver cómo se abre una distinta puerta para enfocar otro entender sobre lo que debe ser o no, el placer evasivo que, por lo general signa a esta clase de montajes. Lo dramatúrgico como la concreción de todos los elementos formales de la puesta en escena se hilaron abiertamente sin signos superfluos o maniqueos y menos aún, de atizonarlo de un melodramatismo funcional.

Vestuario, iluminación, elementos escenográficos, imagen, producción general todo hilado a fin que, Esperando a Godot, en su corta temporada presentada del 26 al 29 de octubre en la sala de teatro Cristóbal de Llerena de Casa Teatro, sea lo que un espectador exigente debe ver y disfrutar en el teatro dominicano.

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