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Emely

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Grisbel Medina R.Santo Domingo

Ayer Carla Masiel Cabrera, de 8 años; en el 2009 la estudiante Lohara Tavárez en San Francisco de Macorís; ahora Emely Peguero de 16 años y embarazada. Desaparecidas y asesinadas nuestras niñas, nuestras muchachas. Más dolor para una sociedad que diariamente clama condiciones dignas para vivir. Solo sus verdugos saben la dimensión del sufrimiento provocado a Emely antes de morir. Y solo ella sabe lo que enfrentó al esperar un hijo a los 16 años, viviendo en un campo, en un país que culpa a las adolescentes en gestación como si ellas se embarazaran solas.

Emely era una muchacha pobre. La ley le impedía abortar de forma segura. Y hoy es víctima de quien juró quererla. Curiosamente, desde el sector político, responsables de los gobiernos y el Congreso que deben accionar y legislar a favor de los ciudadanos que pagan los impuestos para sus barrilitos, nadie se pronunció por justicia para Carla, para Lohara y ahora por Emely.

Cuando más extrañamos su sonrisa, la activista por los derechos de las mujeres, Sobeyda Cepeda, respondió muy bien a la pregunta colectiva ¿Dónde está Emily? “La desaparición de Emely no se organiza en 1 o 2 días, se necesitan complicidades sistémicas para acabar así la vida de mujeres y niñas. Búsquenla en los imaginarios sociales discriminatorios de género promovidos por el mercado, como el de la telefónica @Viva_RD.

Emely está en la ausencia de políticas educativas para la igualdad, para prevenir violencias contra mujeres y niñas, y embarazos en adolescentes. Emely está en protagonistas de redes sociales que culpan a la madre del embarazo. En las cifras de feminicidios maquilladas de tecnicismo que esconde la realidad del fenómeno”.

Emely es la nueva víctima de una sociedad que llama a las mujeres a cuidarse de ser violadas en vez de educar a los hombres para no violar. Emely es una de tantas adolescentes seducidas y embarazadas por personas mayores. Es una de nuestras muchachas educadas para sentirse felices “al estar embarazadas” porque el buen puerto de su existencia es encontrar un príncipe para formar familia. Emely es una mártir por la falta de programas sobre salud sexual y reproductiva. Emely es la niña que nos duele, es la nueva víctima de la doble moral.

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