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Gente de fe y gran corazón

La falta de oportunidades no quita el deseo de soñar a los residentes de la zona, pero sí nubla sus esperanzas de tener más facilidades.

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Altagracia KubinyiLos Peladeros, La Vega

La casa de Bienvenida Guzmán se encuentra en Los Peladeros, una comunidad de La Vega, donde el sol se encanta al salir, el gallo en dar su grito y los vecinos en llegar sin avisar. Toda la magia que irradia el ambiente no evita la preocupación que surge al escuchar el clamor y la voz de desesperanza de Bienvenida y su hermana.

“Yo siempre he ‘soñao’ con mi ranchito, pero imagínese, ¿qué puedo hacer? Uno ya está viejo. Si no se hizo en la juventud, ahora menos. Yo siempre lo he dicho, no se recibe ningún tipo de ayuda”, afirma la dama con un tono de desaliento.

No se puede negar lo hermoso de la naturaleza en la zona, la amabilidad de Bienvenida y la fiel práctica de los valores humanos de las familias que habitan en la comunidad. Sin embargo, cada una de las personas entrevistadas exponen que el mal estado de la carretera, el desempleo, el alto costo de la canasta familiar y las condiciones de sus viviendas, que no han tenido mejoría, son problemas comunes con los que luchan día y noche.

Bienvenida se dedicó toda su vida al trabajo doméstico. Tuvo 12 hijos, de los cuales hay 10 vivos. “Yo le doy gracia’ a Dios porque nunca me ha faltado. El que se agarra de Dios no se cae”, asegura con voz fuerte.

Josefina y su familia Más adelante se encuentra la casa de Josefina Marte, una mujer de piel oscura y fuerte carácter. Habla de lo difícil que se pone el camino durante los tiempos de lluvias y la gracia de tener la comida segura.

Cada uno de estos testimonios evidencia la necesidad de fortalecer el acceso de las personas a los servicios básicos. Además, amplia la esfera de la inequidad y aleja la posibilidad de garantizar una sociedad donde gane la dignidad humana.

Ante estas historias sería importante reflexionar las líneas de John F. Kennedy cuando dice: “Creo en la dignidad humana como fuente de los objetivos a escala nacional; en la libertad del hombre como manantial de acción en este país; en el corazón humano como motivo y fundamento de la compasión de todos, y, finalmente, en la mente humana como fuente de nuestra invención e ideas. El liberalismo, la fe en la habilidad del ser humano, la razón y el juicio son nuestro mejor, nuestra única esperanza en el mundo de hoy”.

La historia de Gloria Gloria Jiménez Marte es madre de 14 hijos e hijas. Su mayor sueño es ver a uno de sus hijos graduados de la universidad, apuesta a todos y enfatiza en su voluntad de ver a María y hermanas en los pasillos de educación superior. La vivienda de Gloria es de madera y block. Se ven las paredes que dividen y el interior sin muchos objetos que exhibir. Jiménez recordó los días que se iba de madrugada a llevarle desayuno a su esposo y regresaba corriendo porque sus hijos e hijas estaban solos en casa. “Por la pobreza mis hijas e hijos no siguieron estudiando. Mi sueño es verlas graduarse de la universidad, pero imagínese la situación cada día se pone más difícil y eso le duele a uno”, explica.

Gloria siente que su condición ha mejorado un poco, comparándola con décadas atrás.

Carolina Jiménez, su hija, comparte con su madre el anhelo de tener las condiciones económicas para poder estudiar la carrera que le gusta, el magisterio.

Bienvenida sueña con una casa cómoda.

Josefina Marte en su vivienda de madera.

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