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Grisbel Medina R.Santo Domingo

Al despacho del Procurador de la República, el bien puesto Jean Alain Rodríguez, entra y sale mucha gente en estos días. Por favor abastézcanle de agua, avena y té verde para que el servidor público de traje planchadito aguante los maratónicos interrogatorios a los que somete a exfuncionarios, exlegisladores y lobistas por el caso de “Ode”, la brasileña de la construcción.

Muchos de los llamados aprovechan sus minutos de gloria para declarar su inocencia ante los micrófonos y grabadores de la prensa que acecha a la salida. A juzgar por los testimonios nadie es culpable y absolutamente nadie se cogió los 92 millones de dólares que la “Ode” pagó en sobornos para obtener millonarios contratos para construir obras en el país.

Diariamente, el mundo trae noticias sobre los palos y palitos que “Ode” ha tumbado en Latinoamérica. Al expresidente del Perú Alejandro Toledo se le acusa de recibir de Odebrecht una comisión de 20 millones de dólares y contra él pesa una petición de arresto. En Colombia -escribe Alejandro Varela- se investiga, la “contribución” de “Ode” con un millón de dólares a la campaña electoral para la reelección del actual presidente, Juan Manuel Santos. En Panamá pesa orden de captura contra dos hijos del expresidente Ricardo Martinelli, a quienes le congelaron cuentas por valor de 22 millones de dólares entregados por “Ode”. El presidente de la constructora Marcelo Odebrecht está preso en Brasil condenado a 19 años de prisión.

En el país la oposición se queja de que solo exlegisladores de su cuadra han sido llamados a declarar a las citas de Jean Alain. Que por ejemplo faltan Abel Martínez y Reinaldo Pared Pérez. Además de los países mencionados, México, Guatemala, Ecuador, Venezuela, Argentina y Guatemala, guardan expedientes de corrupción relacionada con la empresa brasileña.

Por todas partes se publican nombres, hay presos y perseguidos. Menos aquí. En República Dominicana, solo hay un paseo de fama sin alfombra hasta el despacho del bien peinado e impoluto procurador Jean Alain Rodríguez. Chupe usted y déjeme el cabo.

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