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Corazones que laten al salvar vidas

Entrar al campo de batalla y sacar una esperanza en medio del dolor es la vitamina que hace caminar a los bomberos de Santiago.

El Cuerpo de Bomberos, que en principio sólo estaba presente en las principales ciudades de la República Dominicana, es uno de los organismos de socorro más importantes del país, compuesto por un equipo de personas valientes y serviciales.

En el concurrir de la vida hay hombres y mujeres que nacen con el espíritu del servicio patentado en sus corazones, valor que suele ser un denominador común en muchas de las labores cotidianas y un requisito en las personas que laboran en las instituciones dedicadas a salvar vidas, rescatar sueños y proteger familias.

Valientes José Rafael Tejada es teniente coronel del Centro del Cuerpo de Bomberos. Recuerda que cuando pequeño sus padres y familiares iban a dar sus servicios en la estación de bomberos y a partir de esos recuerdos se enamoró de la labor que define como la más Hermosa de todas. “No se gana dinero para vivir, pero se logra salvaguardar la vida de muchas personas que han perdido todo por múltiples razones; incendio, inundaciones (…).

Esa sensación de devolver una sonrisa, no tiene precio”, dice Tejada durante la conversación.

Se propone llegar al rango más alto y desde esta plataforma mejorar las condiciones del equipo de bomberos que diariamente se arriesga en las calles por las personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad.

Yeniffer Acevedo es operadora de radio y paramédico. Hace tres años que ingresó en la institución y no se arrepiente de haberlo hecho.

Cuando recibe las llamadas y anota todos los detalles sobre una situación de emergencia se le entran unas energías que quisiera salir en una de las unidades para ayudar junto con sus compañeros.

“Este trabajo te forma y te ayuda a desarrollarte y crecer como persona, es algo muy difícil de decir con palabras”, asegura Acevedo.

Dariel Raúl Valdez Pérez también tiene 21 años de edad, su motivación de ser bombero es de familia. Se emocionó más cuando llegó a la institución y vio a jóvenes de su edad en los camiones, listos para salir a apagar el fuego y encender un rayo de esperanza.

Ayudar a preservar una vida es una labor que no se puede explicar.

“Uno se siente de una forma que sería difícil expresar con palabras.

Es sentirse el héroe de la ciudad, pero no un héroe que busca brillar sino el que es feliz cuando usa su fuerza y trabajo para cambiar la tristeza por alegría de muchas familias que pierden su casa y casi su vida”, precisa Valdez.

PARA SALVAR VIDAS Willy Minaya es un joven de 21 años de edad. Entró al Cuerpo de Bomberos cuando tenía 18 y dice que el tiempo que tiene en la institución ha sido su mejor experiencia.

Para el caballero, hay dos clases de bomberos: los que nacen y los que se enamoran con el tiempo, como él, que se enamoró poco a poco.

“Bien reza un dicho popular que cuando uno hace lo que le gusta, no trabaja. Soy testigo de eso, no siento que laboro”, continúa Minaya.

Tocando el alma y la sensibilidad Bien decía el filólogo y lingüista británico John Ronald Reuel Tolkien que en el camino de la valentía “No es la fuerza del cuerpo lo que cuenta, sino la fuerza del espíritu”, así lo demuestran los bomberos que, independientemente del deprimente salario que reciben, hacen su trabajo con amor y valerosa decisión.

Afanan porque en cada historia vivida han aprendido el valor de la vida. “Hace un tiempo que fui a un incendio que hubo en una tienda textil en Cienfuegos. Al llegar, vi que la radiación estaba pasando a la vivienda que estaba a la izquierda y que su propietaria se encontraba desolada y desesperada porque su hogar estaba a punto de incendiarse. Yo tenía el pitero (instrumento para bombear el agua) pero el comandante me dijo que no avanzara; desobedecí porque algo dentro de mí me decía que podía intervenir y ayudar. Esa vez evité que la candela destrozara la otra vivienda y me sentí dichoso de poder devolverle la vivienda a la dama de edad avanzada. Ese momento sigue palpitando en mi alma”, relata Willy Minaya.

Pero no solo son recuerdos motivadores y alegres los que tienen los bomberos. Dariel Raúl Valdez no alcanza borrar de su mente el momento en que varias personas murieron quemadas en Nibaje producto de un accidente de tránsito. “Se les fue la piel completa, luego tuvimos que sacarlos del vehículo. ¡Esa fue la primera vez en mi vida que vi algo así!, me asusté como nunca, la nostalgia llegó a mis ojos y por muchos días memoricé esa tragedia; luchar para evitar casos similares es nuestro objetivo diario”, refiere Valdez.

José Rafael Tejada recuerda dos experiencias en particular: el incendio que se produjo en Productos Mamá cuando una cardera se explotó y el fuego perpetró en El Ejido, lugar donde se quemaron muchas viviendas. Ambas realidades le hacen llorar desde adentro.

Desafíos Según los entrevistados el principal desafío que hay para que la institución pueda cumplir su rol de prevenir e intervenir a tiempo es que la población conozca el número de los bomberos y llamen a tiempo porque con 10 minutos que el fuego tenga de ventaja se puede generar un desenlace trágico como algunos de los que cada uno expone.

Willy Minaya hace un llamado al Estado y a todas las instituciones vinculadas a este servicio para que mejoren las condiciones de los camiones y de las demás herramientas. “Es necesario contar con un equipo de técnicos y técnicas que revisen las condiciones de nuestros equipos de trabajo y de esta forma garantizar seguridad y eficiencia para los afectados y afectadas”, enfatiza.

Esencia “Cada vez que estoy en un fuego y veo a los niños y niñas que me miran como un superhéroe que los va a salvar mi alma se reconcilia y mi corazón se llena de paz”, indica Dariel Raúl Valdez.

Durante el año, las brigadas ofrecen talleres y charlas en distintos centros educativos de Santiago para orientar a los infantes sobre la importancia de tomar las medidas necesarias.

Willy Minaya exhorta a las personas a cuidarse, a amar lo que hace y a hacer la diferencia. Revela que muchos ciudadanos y ciudadanas afectados les dicen que ni por dos millones de pesos se entrarían en una casa a apagar un fuego, a lo que él responde que tiene clara esa posición pero que no hay satisfacción más grande como pelearse con el fuego para ganar una vida.

Alternativa La situación económica que prevalece en el país obliga al ser humano a buscar opciones, en el caso José Valdez y Willy Minaya trabajan extra para poder abastecer sus necesidades básicas, pero si tuvieran que elegir entre bombero y su empleo alternativo se quedan con el primero.

Es una acción responsable que tiene pintado corazón y alma, se entregan de tal manera que su energía contagia a quienes reciben socorro.

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