Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

TRABAJO EN SECUENCIA

Un día de vida universitaria

La educación es el pilar de todas las personas, en su mayoría de la juventud, que desafía el peligro y enfrenta las penurias para alcanzar un grado académico y lograr un mejor futuro.

Eran las 7:30 de la mañana. El sol lucía resplandeciente en plena entrada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recinto Santiago. La ola de estudiantes provenientes de distintos pueblos se observaba desde afuera; el mayor número se desmontaba de la OMSA y de las guaguas de los patronatos estudiantiles, un grupo de ocho de la ruta K y otro de la ruta O.

Área verde y edificios encantadores adornaban la explanada.

A las 8:30 a.m., dos damas se sientan en los bancos que están habilitados para el descanso y las charlas estudiantiles.

A la izquierda se encuentra el área administrativa, lugar donde hay una extensa fila, según se podía escuchar, los estudiantes buscaban su récord de nota y pagaban el semestre.

Con bultos y mochilas en mano seguían entrando.

POR LAS AULAS A las 9:30, llegó el momento de recorrer las aulas del recinto. En la puerta 103 del edificio 1, estaba la maestra Luz Magalis López impartiendo su clase de Morfosintaxis II.

En el edificio 2, se encontraba la profesora Rita Santana desarrollando el tema “Producción de párrafos” de su asignatura Español II. “Estimados alumnos y alumnas, el propósito de esta clase es que ustedes puedan producir un texto que tenga cohesión y sentido lógico”, decía la maestra.

A medida que avanzaba la mañana, los estudiantes salían a los pasillos, se sentaban en las escaleras o comentaban sobre la clase pasada.

Una hora después, en el edificio IV el profesor Diego Rivera impartía su clase de Ética de la Comunicación Social.

Allí, una joven realizaba otra labor estudiantil, su exposición, la cual desarrolló con un esquema diseñado en la pizarra.

A las 11:40, varios estudiantes estaban sentados en la grama, cerca de la cafetería.

Mientras almorzaban, debatían sus asuntos pendientes y las tareas de la próxima clase.

12:00 p.m. Extensas filas cubrían el camión de los comedores económicos que dan servicio en el recinto.

BIBLIOTECA Varias personas se dirigieron a la biblioteca y al entrar dejan sus bultos.

CONTINÚAN Los estudiantes subieron al segundo nivel y se sentaron en la sala CG1. Todos hacían una clase distinta.

Una tarde en UTESA En la entrada, los caballeros de seguridad hacían su trabajo. Allí, el flujo de estudiante era normal. Muchos entraban en carros, otros venían a pies.

En la entrada se encuentra el edificio de Ciencia de la Salud. Entran y salen estudiantes con libros y mochilas. La interacción entre jóvenes nacionalidad dominicana y del extranjero era muy frecuente en los pasillos de esta universidad.

A las 2:00 P.M., un profesor se dirigía al aula. Llevaba en sus brazos 8 libros, cuyos nombres no se podían ver. En plena tarde el sol se ocultaba y una lluvia se aproximaba. Mientras llovía, los estudiantes que venían desde sus hogares apresuraban el paso para no mojarse. Media hora después se calmó la lluvia y los estudiantes despejaban los pasillos.

Clase A las 3:00 de la tarde, llegó la joven Ginny Beltré para tomar su clase de Introducción a la Educación. Luego de seis minutos, algunos compañeros se acercaban al aula 202 y una dama con una energía intensa entró y saludó a todos, era la maestra que con su ánimo desmentía la edad que tiene. “¡Buenas tardes jóvenes!, mi nombre es Laura Bonilla y estoy aquí para ser su acompañante de jornada y más que su maestra, su amiga”, dijo la profesora. Era el primer día de clase. Los minutos pasaron entre intervenciones de la maestra y los estudiantes. Bonilla aprovechó cada espacio para motivar al estudiantado para que asuman la asignatura con respeto y responsabilidad. “Voy a partir de sus conocimientos previos mis queridos alumnos, ¿Qué es la Introducción a la Educación?”, preguntó la maestra Bonilla. A eso, Ginny Beltré respondió: “Son las nociones básicas del proceso formativo dice la joven”. A las 4:00 de la tarde, tres estudiantes conversaban en el área verde del edificio A. Dentro de sus conversaciones recordaban con agrado sus años en la secundaria. Entre palabras y risas pasaban los minutos.

En los demás edificios, los profesores impartían docencia y los estudiantes cumplían su rol; tomaban su clase y anotaban las ideas.

UNA HISTORIA Fuera de las aulas, minutos después, al llegar a la cafetería había una joven sentada disfrutando de una lectura. Al tomar una pausa se le escuchó decir que es de Puerto Plata. “Antes yo estudiaba medicina, pero mi amor estaba en la Comunicación Social. Inicié en la UASD estudiando esta carrera y de repente me puse en un pasillo y me pregunté: ¿De verdad amo la medicina?, luego me di cuenta que no. Deseaba estudiar medicina pero amaba la comunicación”, expresaba.

La pasión con la que hablaba de su amor por la comunicación demostraba su gran interés y entusiasmo.

De esa forma se fue alejando el día. Justamente a las 6:00 P.M., la dinámica era la misma, estudiantes que se desmontaban de la ruta K y de la ruta M.

Aunque ambas universidades tienen sus particularidades existe algo que las une, la historia de vida de cada uno de sus estudiantes y el empeño que tienen de triunfar. Sus ocurrencias son fuentes de experiencias.

Tags relacionados