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Las bibliotecas , pulmón de la formación

El bibliotecario Rafael Fernández especifica que las bibliotecas tienen como propósito cultivar el intelecto y la evolución moral y cognitiva.

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Marlenis Collado/Altagracia KubinyiSantiago

“La lectura es un acto de creación constante”, es la idea del escritor francés Daniel Pennac. Con esa frase se fortalece la idea de que la información constituye un papel determinante en la vida social, cultural y política.

Como canal a ese mundo de formación, se crean las bibliotecas, consideradas por el bibliotecario Juan Domínguez como instituciones que agrupan el acervo cultural de la humanidad; todo lo que el hombre y la mujer han pensado y transcrito por medio de la letra está condensado en esos espacios.

El individuo que se convierte en consumidor de las bibliotecas, en amante de los libros y en conocedor de su entorno crea vínculos que le integran en la comunidad. Siendo así, el hombre y la mujer necesitan nutrir su intelecto y conocer para poder afrontar su realidad, tener la capacidad de emitir juicios y ser partícipe de las toma de decisiones de su nación.

Las bibliotecas, sin importar su naturaleza, son fuentes para informarse, consultar la historia, cosechar un intelecto más acabado, y separar las líneas para que las desigualdades sociales puedan mermar.

EL ACCESO A LA INFORMACIÓN “El valor de la información en la sociedad actual, así como el derecho del ciudadano a obtenerla pone a la biblioteca pública en la necesidad de implicarse más directamente a favor de los sectores más desfavorecidos, así como de renovar sus ofertas hacia una mayor especialización”, son las palabras de la escritora Elena Rodríguez París, en el texto El Papel de la Biblioteca en la Sociedad de la Información.

Un viaje por la historia vital Hablar de instituciones centenarias, es un gran logro. Según el relato de Valentina Peguero de Lawlor, cuando la ciudad tenía 31 calles,1222 casas y 5,482 habitantes, de los cuales 2,950 eran extranjeros, se fundó la Sociedad Cultural Amantes de la Luz en el año 1874 por Manuel de Jesús Peña y Reinoso.

La biblioteca con 142 años de servicios, considerada como la primera biblioteca pública del país, fue concebida para dotar de conocimientos a los ciudadanos y ciudadanas, y así, conseguir una riqueza patrimonial que permitiera desarrollar actividades vinculadas al quehacer de la sociedad cultural, informa Carmen Pérez Valerio, secretaria general de la entidad. Para el 2 de agosto de 1884, nace la Sociedad Cultural Alianza Cibaeña, con el objetivo de propender a la difusión de la cultura, en todas sus manifestaciones, en el territorio nacional.

En el transcurrir del tiempo, los munícipes han heredado la encomienda legada por lo que le han antecedido, con el fin de cumplir con la vigencia y permanencia.

Desde la dirección Amado Padrón, presidente de la Sociedad Alianza Cibaeña, informa que durante años esa institución ha sido el espacio de consulta tradicional más usado. “Ha cambiado un poco la forma de ofrecer las informaciones; antes eran los libros impresos, ahora hay que pensar en los medios digitales. Por eso, en la medida en que los directivos de las bibliotecas entiendan la transición de lo digital a lo tradicional, estas continuarán siendo la fuente primaria del conocimiento humano”, sentencia.

Entiende que con la llegada del internet se ha generado un cambio muy rápido en la forma de ofrecer las informaciones pero que es necesario adaptarse. “En este momento se está haciendo la transición de la biblioteca tradicional a la digital. Mientras que en físico hay 25 mil libros y documentos, en formato digital hay 45 mil libros actualizados”, informa.

Desde afuera Domingo De la Cruz, es periodista y escritor. Tiene 15 visitando la Sociedad Alianza Cibaeña y revela que la mayoría de sus textos publicados son el resultado de esos años de investigación en la biblioteca. “Uso normalmente la Alianza Cibaeña para trabajos de investigación”, precisa.

Rafael Fernández Es escritor y bibliotecario. Al conversar sobre la importancia de estas instituciones en la sociedad, explica que las bibliotecas no solamente son lugares para leer, indagar o escribir, sino que también recogen el patrimonio bibliográfico de un país.

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