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Capacitar

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Una posición directiva crea poder.

Aparte de dirigir una empresa, la persona que gobierna es responsable en gran medida de la formación y el desarrollo de sus supervisados. Puede encender mechas de crecimiento o mellarlas de acuerdo a su criterio. Eso dejó claro Juan Manuel Ureña, el hijo de Don Manuel Arsenio, desde su silla en un panel de riquísimas experiencias. “El cómo, cuándo y por qué capacitar depende de los valores de quienes dirigen”, manifestó el actual presidente de la Cámara de Comercio de Santiago.

Y así, conversando sobre capacitación en CAPEX surgieron algunas expresiones que es pecado no compartir. En un mundo con cambios cada vez más revolucionarios, mantenerse con los sentidos abiertos a la gestión del conocimiento es vital. “La capacitación debe ser cultural en una organización, no una eventualidad.

Pero, también es importante la formación en una cultura de ética y progreso”, manifestó Juan Manuel, sentado al lado del tabaquero Carlos Fuente, cuya frase “debemos colaborar con el vecino, pues no nos podemos desarrollar si vivimos en un infierno”, quedó grabada en la audiencia.

Fuente, cofundador de Cigar Family, proyecto de educación integral en la comunidad Caribe de la provincia Monseñor Nouel, recordó que cuando llegaron al país se preocuparon por enseñar lo que sabían en gestión de cigarros.

Con la propiedad que da la experiencia aseguró que hoy la mano de obra dominicana es una de las más cotizadas del mundo.

“Inculcamos la responsabilidad de que cada producto lleva la bandera del país”, verbalizó un hombre que venció el miedo escénico para contar su verdad.

La capacitación es una valiosa inversión que lega sus frutos.

Cristian Reyna, desde hace décadas bregando con PYMES y la gente con puerta cerrada en la banca formal, dijo que es una gran irresponsabilidad dar dinero (prestar) a quien no sabe qué hacer con él, por lo cual educar desde el microcrédito, llevar de la mano a gente emprendedora, dueña de pequeños y medianos negocios, es la tarea que más satisfacción le proporciona a BanFondesa.

También existe el miedo a capacitar porque él o la empleada “se me puede ir”. Sobre esto, Juan Manuel (en cuyas empresas trabajan 350 personas) ofreció la más admirable de las recetas: “La satisfacción más grande es cuando un empleado de larga data se lanza con alas propias; en él entregamos un buen ciudadano a la sociedad”.

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