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CON LOS CAMPEONES

Decepción de Fidel y una medalla de plata en tenis

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Mario Emilio GuerreroTweeter: @megkrantz

No haber ganado la medalla de Oro en béisbol en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1982, celebrados en La Habana, en una época en que Cuba era la máxima potencia mundial de ese deporte a nivel aficionado, fue un duro revés para el deporte de esa nación. Fue tal el golpe recibido, que el propio presidente Fidel Castro llegó a decir que cambiaba todas las preseas doradas logradas en otras disciplinas por la medalla de Oro del béisbol.

En una recepción celebrada en el Palacio de la Revolución, en la capital cubana, Castro agasajó a las delegaciones participantes en el certamen regional y compartió amenamente con los peloteros quisqueyanos y el entonces presidente de la Federación Dominicana de Béisbol, Darío Canó del Río. Tuve el privilegio de estar presente en esa actividad, junto a otros periodistas dominicanos, entre los que recuerdo a Héctor J. Cruz, Ramón Rodríguez, Gustavo Rodríguez, Bienvenido Rojas, Hugo López, Onfalia Morillo y el fotógrafo Luis Tapia. Las medidas de la seguridad fueron extremas y hasta las cámaras fotográficas tuvimos que entregar a la entrada del emblemático recinto, sede del gobierno cubano.

Para nuestro país, esa fue la segunda medalla de Oro conquistada en el torneo de béisbol de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, ya que en 1962, en la edición celebrada en Jamaica, República Dominicana también se había coronado campeona en este deporte. En 2010, en los Juegos de Mayagüez, el seleccionado criollo obtuvo una tercera presea dorada, pero en esa oportunidad, Cuba no participó.

Tenis en La Habana ‘82 Además de estar acreditado como periodista, a los Juegos de La Habana ‘82 asistí como miembro de la delegación de tenis, deporte que tuvo como sede las canchas del Circulo Social Obrero José Antonio Echevarría, donde antes de la revolución funcionaba el Vedado Tennis Club, un exclusivo centro de recreo localizado muy cerca del malecón habanero. El complejo contaba con cuatro pistas tenis, una cancha de squash y otra de patinaje, donde también se practicaba baloncesto, además un terreno de béisbol. En ese campo de pelota entrenaba el seleccionado dominicano, que luego celebraba sus partidos oficiales en el estadio Latinoamericano. Recuerdo que el receptor Piñao Ortiz, quien era mi vecino en el ensanche Naco, se quedaba a presenciar a los juegos de tenis, después de practicar.

El seleccionado de tenis estuvo integrado por los jugadores Evelyn Castillo, Valerie Garip, Margie Hernández, Rafael Moreno, Emilio Vásquez y Alexis Pepén. Garip y Moreno, haciendo pareja en la competencia de dobles mixtos, dieron una gran sorpresa al ganar la primera medalla de plata en la historia del tenis dominicano. En primera ronda, la dupla criolla le ganó a los cubanos Armando Pérez y Belkys Rodríguez, 3-6, 7-.6, 6-4 y en semifinales, derrotó a los segundos clasificados, Miguel Nido y Gigí Fernández, de Puerto Rico, 3-6, 6-4, 6-3, para asegurar la presea plateada. En las finales, Garip y Moreno perdieron del binomio venezolano integrado por Inaki Calvo y Nuria Alasia, 6-4, 6-1.

En el evento de sencillos masculinos, Emilio Vásquez estuvo cerca de ganar la medalla de bronce, pero una maniobra del presidente de la Asociación de Tenis de Puerto Rico, Pedro Roselló (el mismo que luego llegaría a ser Gobernador de la isla), se interpuso en el camino de destacado jugador dominicano. Vásquez, primer favorito, debutó con un triunfo sobre Wilfredo Henry, de Cuba, 3-6, 7-5, 6-2 y en la siguiente ronda venció a Iñaki Calvo, de Venezuela 6-7, 7-6, 7-6, en un duelo que se prolongó por más de 3 horas. En semifinales, Emilio cayó ante el tercer sembrado, el mexicano Jorge Lozano, 6-4, 7-5. En la disputa por la presea de bronce, Vásquez debía enfrentar al boricua Tommy Nido, quien a su vez había perdido en semis del haitiano Ronald Agenor, 6-3, 6-2, que a la postre sería el campeón del certamen.

Impugnación boricua Cuando Vásquez y Nido se disponían a jugar, de manera inesperada los puertorriqueños, con Roselló a la cabeza, impugnaron a Emilio, acusándolo de profesional, porque trabajaba como asistente del director de tenis del hotel Casa de Campo, que en ese entonces era Juan Ríos. Eso retrasó la celebración del partido y aunque la objeción de los boricuas finalmente no prosperó, la situación afectó mentalmente a Vásquez, quien entró a la cancha muy presionado y perdió 7-6, 5-7, 6-4, frente a un rival al que debió vencer. La estratagema de los boricuas había dado resultado y acrecentó la gran rivalidad deportiva que mantenían con los dominicanos.

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