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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“Entusiasmo”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

Las temporadas cambian, las prioridades cambian y por ende las personas cambian. Tratar de establecer un mismo esquema de funcionamiento para siempre no es correcto, pues la vida misma es un proceso evolutivo. Todos nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos, y en ese proceso ocurren cambios de entusiasmo.

Entusiasmo es definido como el sentimiento intenso de exaltación del ánimo producido por la admiración apasionada de alguien o algo que se manifiesta en la manera de hablar o actuar. El estar entusiasmados por algo puede provocar en nosotros pasiones intensas, comportamientos descabellados, decisiones sesgadas y perspectivas cegadas y viciadas.

DESMEDIDO O CONTROLADO: Para los atletas, su oficio o profesión provoca en ellos entusiasmos que vienen influenciados por su intensa determinación de buen rendimiento y producción. Esos entusiasmos personales sino son bien manejados, pueden traicionarlos, cegarlos, bloquearlos y terminarlos. Los atletas son muy vulnerables cuando se trata de alcanzar una meta pues no aceptan un no como respuesta. Sin embargo un ánimo exaltado por la intensa determinación de lograr algo, puede ser la punta del iceberg que los lleve a derrumbar los bloques que protegen su sanidad e integridad.

Todo lo que se desea o anhela intensamente debe ser filtrado, balanceado y analizado desde una posición a largo plazo. El entusiasmo de hacer un equipo no puede llevar un deportista a hacer lo ilícito. El entusiasmo de sentir el olor de un nuevo vehículo no puede hacer que un atleta se quede como los indios, con una mano alante y la otra atrás. El entusiasmo de experimentar el cuerpo de una mujer que solo desenfocará la concentración debe ser controlado y puesto a prueba frente a la pregunta: valdrá la pena? El entusiasmo de llegar de regreso a tu tierra y romper ojos después de 7 meses de temporada lejos de ella, debe ser desechado y puesto en cuarentena.

Nos toma tiempo a todos los seres humanos aprender a moderar los entusiasmos. En el proceso evolutivo que todos atravesamos muchas cosas por las que antes nos desvivíamos o nos “matábamos” empiezan a ocupar un segundo plano. Por lo general esto ocurre, cuando una vez son materializados los logros y metas soñados, uno se da cuenta que se logró algo que costó más de lo que estábamos dispuestos a dar. Es muy fácil terminar yéndonos al extremo cuando hay un entusiasmo desbordado por alcanzar algo, pero el resultado de lograrlo puede ser drenante, traicionero y arduo.

NO VALE LA PENA: No hay nada que podamos lograr lo suficientemente grande cuando ese logro viene impulsado por un entusiasmo descontrolado. Los atletas que se han dejado influenciar por el entusiasmo de ser los más admirados, mejores pagados, los más famosos y talentosos han incurrido en métodos que el dinero y la fama no tienen con que responder cuando se ven descubiertos y expuestos. Deportistas que se han dejado llevar por el entusiasmo de continuar sobre un ring, una cancha, una pista o una montaña cuando ya el cuerpo ha dado señales de parar, han terminado pagando las consecuencias de su terquedad. Todo deseo descontrolado exasperará la evolución que la vida misma establece para el desarrollo pleno de todo proceso.

Nuestros entusiasmos siempre vendrán influenciados y marcados por influencias ambientales, hereditarias y personales. Siempre debemos hacer una revisión del porqué nos sentimos inclinados a tomar tal acción, decisión o linea de pensamiento, pues no siempre nuestros entusiasmos provienen de un principio fiable o confiable. El Creador dotó al ser humano con la capacidad de dominar y no ser dominado. El dar rienda suelta a un entusiasmo personal sin analizar el porqué del mismo es como permitir que un bebe coma dulcitos porque los come con más facilidad que un purecito: el que lo disfrute más no indica que le aporte mayor valor nutricional.

“El avisado ve el mal y se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño.” Proverbios 22:3.

Aunque guerra avisada no mata soldado, el entusiasmo desbordado nos puede hacer sufrir el daño por que un entusiasmo nos vuelva descuidados.

Hasta la próxima.

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