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LOGRO INÉDITO

Boston, por primera vez, repite conquista división

Esta vez, la champaña les supo mucho mejor. La celebración fue más natural y la travesía mucho más satisfactoria.

Los Medias Rojas ganaron el título de la División Este de la Liga Americana por segunda vez consecutiva, algo que nunca habían logrado en su historia, derrotando el sábado a los Astros. Es el equipo al que ahora se enfrentarán en la Serie Divisional comenzando con el Juego 1 el jueves en Houston.

La meta la alcanzaron con solamente un juego restante en el calendario.

“Creo que todos creímos siempre que íbamos a ganar la división”, dijo el propietario del club, John Henry. “Pero resulta que tuvimos que salir a fajarnos y ganarla de verdad, cosa que no es fácil de hacer. Nunca habíamos ganado la división dos años seguidos. Pienso que Dave (Dombrowski, el presidente de béisbol y gerente general) hizo un tremendo trabajo armando un equipo que pudiese ganar y los muchachos lo hicieron”.

Para los peloteros que también fueron parte del equipo el año pasado, la corona divisional del año pasado no se acerca a esta.

La primera razón es obvia. El año pasado, el cerrador de Boston Craig Kimbrel permitió un jonrón de oro de Mark Teixeira en Yankee Stadium, y minutos después los Medias Rojas habían asegurado el Este de la Americana gracias a una derrota de Toronto.

Aquello se sintió raro y nadie en el clubhouse de los patirrojos quería experimentar algo así nuevamente. Esta vez, Kimbrel selló la división ponchando con una recta de 98 millas por hora a George Springer.

No importó que los Yankees hubiesen vencido a Toronto otra vez el sábado, ya no podrían alcanzar a Boston.

“Se sintió muy bien, especialmente después del año pasado”, dijo Kimbrel. “Fue fantástico sacar el último out, poder celebrar en el terreno y venir aquí y tener una fiesta un poquito más disfrutable. Ha sido una temporada larga y difícil. Fue un camino complicado. Tenemos mucho que celebrar”.

Los Medias Rojas del año pasado aprovecharon una última temporada monstruosa del dominicano David Ortiz y una ofensiva de otro planeta para ganar 93 juegos, muchos de ellos por paliza. Este año, las 93 victorias con un juego por disputar han sido mucho más complicadas de conseguir. Ha habido 15 triunfos en extrainnings y 10 dejando en terreno al contrario.

“Siempre estuvimos remontando, nunca nos rendimos”, expresó Kimbrel. “Ese es el tipo de equipo que quieres tener en la postemporada. Ahí tienes que pelear, crear carreras y no siempre depender de lo jonrones. Tenemos un equipo que puede hacer eso”.

Y mientras la corona de la división en el 2016 se sintió como algo inevitable después de una cadena de 11 victorias a principios de septiembre, esta fue una batalla, particularmente tras haber empezado esta última estadía en casa con una victoria y cuatro derrotas, lo que redujo de cinco a dos juegos la ventaja antes de empezar la jornada del sábado.

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