editorial

Un grosero espionaje

La invasión de la privacidad de los periodistas en América Latina y otras latitudes ha sido una de las más graves y recurrentes violaciones perpetradas contra la libertad de prensa.

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UN GROSERO ESPIONAJE


Es, además, un aborrecible atentado contra los derechos humanos y constitucionales de estos, cuya misión en la sociedad es buscar y difundir informaciones, libres de restricciones.

Ahora se ha conocido públicamente la noticia de que la herramienta de vigilancia digital con el software Pegasus, fue utilizada para afectar la intimidad y privacidad de la periodista investigadora dominicana Nuria Piera.

Esta investigación no ha culminado y abarca a otros periodistas dominicanos y defensores de entidades que velan por los derechos humanos.

Frente a esta escandalosa revelación, el vocero oficial del gobierno ha anunciado que se desentrañará esa trama, para determinar sus características y alcances.

Es lo más aconsejable que puede hacer un gobierno que tiene un buen average en los rankings de países que respetan la libertad de expresión.

El presidente Abinader, que ostenta esa cualidad, tiene la obligación de establecer responsabilidades en este caso y castigarlas, como acciones ilícitas y violatorias del derecho a la privacidad periodística.

No tiene sentido espiar a Nuria Piera, porque ella siempre ha sido un exponente de valentía y coraje al investigar y difundir situaciones anómalas, ejerciendo esa libertad al amparo de un clima democrático que permite la opinión, la crítica y el disentimiento.

Exigimos que esta investigación del gobierno no se quede en palabras.

Le pedimos al Presidente que no tire por la borda su compromiso de respetar los derechos constitucionales de los periodistas, tolerando los insidiosos olisqueos telefónicos o de vigilancia física de aquellos a los que les gusta “llevar y traer” chismes y confidencias para fomentar represalias o restricciones a la libertad de prensa. 

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