¡A convivir con lo virtual!
La cuarentena ha acelerado el proceso de implantación de las tecnologías en muchos campos de nuestro quehacer humano, abriendo los espacios para vivir en la nueva cultura de la virtualidad.
Como era lógico esperar, este parto no ha sido indoloro. Ha provocado ya los tempranos traumas que acompañan la inadaptación entre aquellos que, por razones de fuerza mayor, han tenido que someterse abruptamente a estas modalidades virtuales.
Los más elocuentes ejemplos los encontramos entre los alumnos de todos los niveles de la educación, donde las tecnologías de la enseñanza a distancia no eran desconocidas, sino limitadas y circunstancialmente aplicadas.
Igual para el trabajo no presencial, aunque ya tenemos un largo trecho recorrido en su experimentación a través de la modalidad de “trabajo desde la casa”, muy extendido en empresas que contratan personal especializado.
La prensa impresa y digital, muy apoyadas en las tecnologías de la comunicación, también ha tenido que entrar de golpe en la nueva cultura del “todo virtual” confeccionando periódicos, noticiarios, programas audiovisuales y ediciones digitales con trabajo remoto.
Eso indica que tenemos que prepararnos para convivir con las herramientas de esta nueva cultura, que se instala acompasada por el uso cada vez más extensivo de máquinas que suplantan, y en gran medida perfeccionan, el trabajo manual.
No hay campos de la actividad humana ajenos al influjo de la nueva cultura.
Esto plantea una prioridad nacional: el diseño de leyes y políticas que favorezcan la implantación del modelo a escala nacional en las actividades que más necesiten mejorar sus estándares de eficiencia, calidad y competitividad.
Entremos sin miedos a convivir con la virtualidad, la base de un nuevo modelo de desarrollo humano y social irreversible.