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Remedios para una metrópolis enferma

Con la ayuda de especialistas y fuentes consultadas, el Listín Diario ha logrado radiografi ar (y ofrecer a sus lectores en 18 entregas) los complejos factores que afectan hoy la vida en el Gran Santo Domingo, un territorio que crece cada año engullendo 9 millones de metros cuadrados nuevos.

Con un ritmo así y con la agravante de que las normas establecidas para regular la construcción de viviendas, calles e instalación de servicios públicos esenciales (transporte, tuberías y redes eléctricas) no se cumplen rigurosamente, nos asomamos a un punto crítico para la subsistencia social.

Los remedios para curar este complejo cuadro de anomalías existen desde hace tiempo. Los planes reguladores, diseñados antes de la partición de la ciudad en un Distrito Nacional y una provincia con tres municipios, y revisados y actualizados y volcados en una ley de ordenamiento territorial y uso de suelo, pueden constituir el principio del tratamiento adecuado.

Sin demora, el Estado y la sociedad deben acordar una política general especial para salvar la metrópolis de un colapso fatal, y esta ley puede ser una de sus mejores bases.

Porque de este crecimiento sin frenos o regulaciones es que se derivan otros problemas que se salen del marco estrictamente urbanístico o inmobiliario, como los que amenazan la salud y el bienestar, que se incuban en el hacinamiento humano en zonas periféricas pobres e insalubres, en la contaminación ambiental y sónica y en la inmanejable producción de desechos desperdigados en calles y solares, hasta vertidos en los ríos y el mar.

Tres reconocidos especialistas en planifi cación y urbanismo recomiendan, de pronto, la imposición de un límite, una frontera, al Gran Santo Domingo, como punto de partida para llevar al paciente al quirófano y controlar sus más graves síntomas, ya expuestos a plenitud en la serie de investigación que hoy concluye.

Tras la defi nición de un límite territorial se puede aplicar una política más efectiva para regular la expansión natural, vegetativa, que tiene toda metrópolis en crecimiento, evitando los errores y descuidos, los incumplimientos y desfases de las normas que estaban llamadas a poner el orden, y de ese modo afrontar el futuro con menos traumas que nos abaten en el presente.

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