El clamor de una niñez vulnerable

Elocuente ha sido, por su pecuiiar característica, la marcha reallzada ayer por los niños del sector Guaricanos para llamar la atención de la sociedad hacia el problema mayor que los atormenta y atemoriza: el peligro a ser acosados o violados sexualmente.

Y es que existen ya muchas razones para que esta comunidad infantil eleve este grito de miedo: se han incrementado en ese sector los casos en que adultos seducen y ultrajan sexualmente a niñas de entre 12 y 16 años, o tratan de introducirlas en el negocio de la prostitución.

Pudiera decirse que el drama de Guaricanos es el mismo, aunque se diferencien en sus dimensiones, que sufren los niños de otros barrios empobrecidos cuyos padres se han separado o viven en confl icto o han abandonado su rol de educarlos y disciplinarlos para que no sean tan vulnerables a estos riesgos.

Es un drama hasta ahora cubierto por el chantaje emocional al que han sido sometidos los niños y adolescentes víctimas de estos abusos por parte de los autores del ultraje o de la indiferencia; irresponsabilidad o complicidad de padres cuando los inculpados pertenecen a la misma familia.

Pero los niños de Guaricanos han salido a las calles a proclamar un lema que debería convertirse en consigna nacional: “Si no lo denuncias, eres cómplice”.

Este es el mensaje que tiene que resonar en toda la sociedad para que los niños, así como hacen ahora las mujeres agredidas o en trance de serlo por sus parejas o exparejas, no se queden callados frente a cualquier asomo de peligro.