Esa niña merece la oportunidad

Rosa Annette es una niña pobre que, como millares de adolescentes dominicanas, vive con grandes esperanzas de ser alguien útil y productiva en el futuro.

Materialmente, no tiene nada. Se aloja precariamente en una covacha alquilada en San Cristóbal casi a punto de ser expulsada porque se van a cumplir cinco mensualidades que su madre no paga porque carece de empleo.

Pero Rosa Annette es protagonista de una historia conmovedora. Su ídolo artístico es Mozart La Para, una estrella joven del género urbano. Mozart creó fama, junto a otros urbanos, por difundir música con letras cuestionables, poco decentes, que inducían al desprecio hacia la mujer, las leyes y a determinados valores morales.

Pero Mozart y casi el resto de sus compañeros cambiaron la página, adecentaron las letras, aumentaron su popularidad y hoy son verdaderos ejemplos que infl uyen en niños y jóvenes.

Una de sus canciones habla de la esperanza. De perseguir los sueños de prosperidad y de triunfos. Llama a tener fe en que “sí se puede” alcanzar la más difícil utopía.

Atraída por este bello mensaje, la niña Rosa Annette idolatró a Mozart y quiso hacerle patente su admiración yendo personalmente a la Premiación del Soberano, en el Teatro Nacional. No tenía invitación, pero se las arregló para saltarse la verja de la plaza y llegar hasta donde su ídolo para abrazarlo y felicitarlo y decirle que sus canciones la inspiran a seguir luchando por cambiar su triste condición de niña pobre.

Solo por haber demostrado decisión para vencer obstáculos e ir donde su artista a darle las gracias por haberla alentado con estos mensajes de esperanza, Rosa Annette se merece el premio de materializar estos sueños.

Es una adolescente que no quiere atravesar por los mismos viacrucis de otras niñas huérfanas o abandonadas por sus padres, expuestas, como dice ella, a dormir en la calle, a pasar hambre y correr el riesgo de ser violada o abusada.

La sociedad tiene que salvarla. Ella se lo merece.